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Mostrando entradas de junio 8, 2008

Que son cinco días...

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Como dice el cantar popular, 'son cinco días'. Quedan algunos más, pero la cuenta atrás ya ha comenzado. Todo está listo para recibir, con todo lujo de detalles y alegría, la proximidad de las Fiestas de San Juan. Y aunque ayer Soria era una ciudad apacible, tranquila y poco menos que desierta a las cuatro de la tarde, no costaba darse cuenta de que, cuál bomba de relojería, está a punto de estallar. Tal vez por eso, el Parque Alameda de Cervantes estaba en silencio, con algún que otro paseante; algún afortunado, durmiendo plácidamente la siesta tumbado en el mullido colchón de césped; alguna que otra pareja dedicada a sus labores en los bancos más discretos...y por supuesto, el paisano que, ganándose el corazón de las palomas a base de migajas de pan, permanecía por completo ajeno al mundo. Pero serán estos escenarios, fieles a una tradición que se perpetúa a lo largo de los años, donde, en poco más de una semana, la charanga, la fiesta y el alboroto conviertan a la capital de

Él románico de Caracena. Segunda Parte: la iglesia de Santa María

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'Enciclopedias, atlas, el Oriente y el Occidente, siglos, dinastías, símbolos, cosmos y cosmogonías brindan los muros, pero inútilmente...' [Jorge Luis Borges] Situada sobre un otero, dominando esas abruptas hoces por donde el río Caracena serpentea levantando espuma hacia el interior, una iglesia, austera, humilde en cuanto a ornamentación, pero imponente en su ejecución, duerme su sueño de siglos custodiando ese muñón mellado que otrora constituyera un pequeño fortín. Me refiero, naturalmente, a la iglesia románica de Santa María. Menos popular, quizás, que la iglesia homónima de San Pedro, visible en la distancia, en la iglesia de Santa María, aparte de otras, aún se conservan huellas mudéjares que recuerdan, dentro de su marco histórico, la importancia estratégica que en el pasado tuvo la villa en la que se encuentra. [En construcción]

El románico de Caracena. Primera Parte: la iglesia de San Pedro

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'Gentil o hebreo o simplemente un hombre cuya cara en el tiempo se ha perdido; ya no rescataremos del olvido las silenciosas letras de su nombre...' [Jorge Luis Borges] Como en los versos de Borges, cuando uno se encuentra frente a una iglesia románica, tal, por ejemplo, la iglesia de San Pedro, en Caracena, su primer pensamiento es preguntarse por el extraordinario poeta que, utilizando con geométrica precisión el martillo y el escoplo, labró versos de oculta rima en el corazón primordial de la piedra. Es cierto. Cuanto más y más templos románicos visito, mayor es la sensación que tengo -observando sus arcos, sus arquivoltas, sus capiteles o sus canecillos- de estar contemplando un inmenso poema, la clave de cuya rima, por desgracia, hace tiempo que se ha perdido. A veces el poeta-escultor deja su firma grabada en la piedra, bien con sus iniciales, bien con el nombre completo al que, por regla general, se solía añadir la acepción latina 'me fecit'. No parece ser el cas

Camino a Caracena: Navapalos, Segunda Parte

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Lo reconozco: soy un nostálgico. Siento una dolorosa sensación de pérdida cuando camino por las calles de un pueblo poco menos que despoblado, cruzándome tan sólo con las sombras de sus muñones, transformados en recuerdo, seguramente por necesidad. Recuerdos, por otra parte, que me traen a la memoria parte de esa España profunda y sacrificada, que tantas y tantas historias tiene todavía que contar. Quizás el vídeo ayude un poco a comprender esa sensación; y también la música, esa 'tonada al viejo amor' de Waldo de los Ríos. Pero, por si acaso, no estaría de más citar aquí una parábola corta de Paulo Coelho, contenida en su libro 'Maktub'. Por si alguien se anima, y lugares como Navapalos comienzan a despertar, aunque sólo sea en el papel: 'Dice el maestro: Escribe. Ya sea una carta o un diario, o unas notas mientras hablas por teléfono, pero escribe. Escribir nos acerca a Dios y al prójimo. Si quieres entender mejor tu papel en el mundo, escribe. Procura plasmar tu

Camino a Caracena: Navapalos

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'En el ambiente de la tarde flota ese aroma de ausencia que dice al alma luminosa: nunca, y al corazón, espera'. [Antonio Machado] Mediodía. Atrás queda Caracena y su magia. De regreso a El Burgo de Osma, mi curiosidad es más fuerte que mi prisa, y no lo puedo evitar: me detengo algunos minutos en Navapalos. Hay un todo-terreno aparcado a un lado de la carretera, y hacia él se dirigen sonrientes dos parejas de mediana edad que, supongo, y basándome en la dirección que traen, vienen de ver la atalaya islámica cuyo reclamo, enmarcado en el característico cartel de color rosa chillón -común a los lugares con monumentos históricos de interés- atrae inmediatamente la atención del viajero. Si no fuera por el trino alegre de los pájaros, y el canto, posiblemente motivado por el celo, de algún grillo desesperado, juraría que la vida hace mucho tiempo que pasó de largo por allí. No hay mayor evidencia de abandono, que ver la hierba y los rastrojos -cuya altura, en algunos casos, sobrepa

Tradiciones Mágicas: la noche de San Juan en el Cañón del Río Lobos

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Se aproxima la noche más mágica del año, la Noche de San Juan; precisamente aquélla que marca, acompañada de multitud de ritos y festejos populares, la llegada del solsticio de verano. Cultos ancestrales, mitos, leyendas, tradiciones y sobre todo magia, mucha magia, se dan cita en un acontecimiento que hace que el fervor popular se perpetúe año tras año, rememorando algo cuya originalidad, posiblemente, se haya perdido en esos rincones, oscuros y secretos, que la Historia parece guardar con un celo especial, y a los que apenas permite escudriñar. Soria se engalana para recibir, un año más, a los 'Sanjuanes', esa fiesta querida y popular, cuya idiosincracia, no me cabe duda, ha traspasado fronteras, siendo numerosos los visitantes foráneos que, llenos de júbilo y expectación, se dan cita en la capital para saborear, otra vez, un dulce cargado con la miel más sabrosa de la tradición. No en vano, se les denomina, también, como 'los pequeños sanfermines'. ¿Pero qué ocurre e