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Mostrando entradas de marzo 6, 2011

Redescubriendo Tiermes

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'...las personas siempre llegan a la hora exacta al lugar en que se las espera'. [Paulo Coelho (1)] A l contrario que el Macondo de la soberbia novela de Gabriel García Márquez, Tiermes tiene más de cien años de soledad. Muchisimos más, desde luego. En realidad, su soledad se remonta, probablemente, a aquél caos primordial que se desgarró de los océanos primitivos, para encararse con un sol benefactor, bajo cuyos rayos el color de su carne adquiere la prodigiosa cualidad de transformarse, como si de la piel de un camaleón se tratara. H e tenido el privilegio de visitar Tiermes en varias ocasiones, y por eso no exagero -o así lo creo- si afirmo que cada nueva visita conlleva una experiencia nueva. He visto Tiermes calcinándose en plena canícula veraniega; lo he visto anegado con las primeras lluvias de la primavera, cuando el campo, sin duda agradecido, expande sus colores con la vitalidad de una juventud recién estrenada. Y ahora, hace apenas un par de días, he tenido la opor