Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo
R ecapitulando: estamos en Navidad. Una vez pasado el puente de la Constitución, el río que nos lleva, se adorna con campanas, los hogares se cubren de acebo y grandes esperanzas, y se limpia el polvo de las viejas bolas que adornarán, una vez más, ese ceniciento arbolito que, sea natural o artificial, cumplirá con el sacrificio anual en el altar familiar. Los precios se disparan. Primero ha sido la gasolina, y de la luz y el gas, mejor no hablar. Hay quien compra ya productos congelados, temiendo la previsible especulación típica de estas fechas; y no importa si estamos a varios grados bajo cero y la gripe juega a bolos con tó quisqui , como se diría en hispánico vulgatis , porque siempre brota ese milenario germen fenicio que nos acompaña desde que éramos colonia de mercachifles mediterráneos y algunos se frotan las manos pensando en un agosto que prevén comience a colarse como un siroco en sus bolsillos. Es Navidad, y esos sufridos animales que son el cordero y el lechón se conv