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Mostrando entradas de julio 4, 2010

Recuperando la Memoria Escolar de Romanillos de Medinaceli

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L o más parecido que se me ocurre ahora mismo para comparar con el recuerdo o la memoria, es el mitológico Ave Fénix, que renace siempre de sus cenizas. Recordar, de alguna manera, es volver a vivir; es, comparativamente hablando, lanzarse de cabeza en esas insondables profundidades del corazón y recuperar el inapreciable tesoro de la memoria. E n ocasiones, hablar de memoria en este país, conlleva pensar en un episodio cruento y desgraciado, cuyas heridas, aún al cabo de ochenta años, parecen no haber cicatrizado. Ahora bien, el tipo de memoria al que quiero referirme aquí, aunque localizada en los años posteriores a ese desgarrador agujero negro de nuestra Historia, encaja en otro tipo de recuerdos; unos recuerdos más cercanos y más íntimos; unos recuerdos que nos enternecen y que, en el fondo, cuando volvemos la vista atrás, nos tientan a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. U n sentimiento quimérico, desde luego, aunque en este caso, la culpabilidad habría que buscarla en

Hay otros mundos, pero están en éste: Edelia de Villasayas

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A firmaba Paul Elouard, escritor y filósofo francés, que hay otros mundos, pero están en éste . Mundos que tenemos cerca y que, aunque casi tocamos con los dedos de la mano, por regla general nos pasan por completo desapercibidos, porque no los consideramos como tales. Se trata de mundos muy especiales; mundos particulares que constituyen en sí mismos pequeños universos y diminutas galaxias, salvaguardadas siempre por la frontera invisible del anonimato. T an sabio o más que el mencionado filósofo, al que Salvador Dalí dedicó un retrato en 1929 -retrato que hoy vale, desde luego, una auténtica fortuna- es, sin duda, ese genio inmortal que, arropado por la más elemental de las sabidurías, conocemos como Refranero Popular. Todos nos nutrimos de él, en algún momento de nuestra vida, y rara es la ocasión que dejamos pasar sin echar mano de sus sabios consejos. A cudo a él, entonces, aferrándome con idéntica determinación a como lo haría un náufrago a esa providencial tabla en medio del o