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Mostrando entradas de 2011

Soria se hace camino al andar os desea a todos una Feliz Navidad

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U n año más, con la proximidad del solsticio de invierno, nos preparamos para celebrar la conmemoración de la Navidad. Independientemente de los sentimientos personales que tal acontecimiento pueda generarnos a cada uno, bien es cierto que constituye una etapa en la que conviene detenerse, meditar en lo que nos ha aportado el año que está tocando a su fin, y preparar proyectos para afrontar el año que se nos presenta. También es verdad, que estamos atravesando periodos complicados, muy duros en algunos casos, y que las perspectivas de futuro, no son las más halagüeñas que quisiéramos. P osiblemente, en este momento, todos, o casi todos, estemos soñando con atrapar a ese Gordo -escurridizo y mal lecheado que, por lo general, suele lanzarnos una pedorreta burlona después del sorteo del 22 de diciembre- que nos libere de esa miseria a la que estamos condenados desde el mismo momento de nacer. Pero los hombres y las mujeres también somos unos luchadores natos, y aunque seguramente desp

Bocigas de Perales: encanto natural

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R egresábamos de una interesante excursión por tierras burgalesas, después de visitar, entre otros lugares, la curiosa ermita del Cristo de San Sebastián, en Coruña del Conde (1) y bien yantar , como se diría por esos lares, en Peñaranda de Duero. Buscábamos una iglesia románica, la de San Pedro, pero descubrimos también -una imagen vale más que mil palabras- un paisaje rocoso espectacular. L a iglesia de San Pedro, sigue ahí, al principio del pueblo; enfrente de la moderna fuente de forma hexagonal, que hace las veces de rotonda. Tiene una bonita portada, en una de cuyas arquivoltas, los nudos entrelazados recuerdan al forastero las profundas raíces celtíberas de la provincia. Como se aprecia en las alucinantes formaciones rocosas a cuya vera se asienta el pueblo, en los capiteles y canecillos del viejo templo, el tiempo también ha conspirado, valiéndose como brazo ejecutor de esos fantásticos canteros que son los vientos, para ejercer a su antojo la censura de la erosión. Y no obsta

Alcózar, tres años después

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'Pero las aldeas suelen albergar a veces, envueltas en la ganga de un desconocimiento casi universal, verdaderas piedras preciosas de bondad y de cultura...' (1). I magino que era esperar demasiado; que después de todo, hubiera sido una auténtica proeza haber vuelto a levantar, aprovechando los milenarios cimientos de sus decanas ruinas, lo que en tiempos debió de ser, a juzgar por la calidad de sus restos, una auténtica joya del arte románico soriano: la iglesia de Nª Sª del Rivero, en Alcózar. Recuerdo con emoción, la última vez que estuve allí. Fue un caluroso sábado del mes de julio del año 2008 , casi un año después de aquél histórico 12 de septiembre de 2007 , en que se firmara un protocolo de actuaciones entre la Junta de Castilla, la Diócesis de Osma y la Fundación Duques de Soria, dándose luz verde a una aportación de 6 millones de euros, destinados a la restauración de un buen número de iglesias románicas de la provincia. Evidentemente, ésta iglesia de Alcózar, figur

Otoño y vida en Arganza

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'¿Volver?. Vuelva el que tenga, / tras largos años, tras un largo viaje, / cansancio del camino y la codicia / de su tierra, su casa, sus amigos, / del amor que al regreso fiel le espera. / Mas, ¿tú? ¿Volver?. Regresar no piensas, sino seguir libre adelante, / disponible por siempre, mozo o viejo, / sin hijo que te busque, como a Ulises, / sin Itaca que te guarde y sin Penélope'. (1) T engo la impresión de que, de un tiempo a ésta parte, mi relación con este curioso despoblado situado en las estribaciones del Cañón del río Lobos y poco menos que a la vera de una ciudad -San Leonardo de Yagüe- que comenzó siendo una barriada más del pueblo, se está consolidando, de manera que se podría llegar a pensar en la existencia de una misteriosa fuerza que me impele a volver -siquiera echando mano de la casualidad, en la que no creo, cuando no en las circunstancias- con el propósito de mostrarme algo nuevo. Nada, en principio, que pudiera hacerme concebir esperanzas de rehabilitación, d

Otoño en la Laguna Negra de los Picos de Urbión

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'El día ha terminado, mis ojos se cierran, pero largo es el viaje que me espera...' (1) Y o también me otorgo a mí mismo el derecho a fantasear... D icen las comadres, que por las noches la luna se mira en ella, coqueta y muy pagada de sí misma, como la madrastra del cuento de Blancanieves, preguntándole quién es la más bella. La Laguna Negra sonríe, pero, no obstante, calla. Hay quien puede llegar a pensar que con su silencio otorga; pero yo creo que, en realidad, callando aleja de su entorno al terrorífico fantasma de la vanidad. La luna suspira entonces, y como todas las noches desde que el mundo es mundo, dándose por vencida se despoja de su capa de armiño y se sumerge lentamente en el agua. Poetas hubo, Dios mediante, que la confundieron con una mujer de carne y hueso y la inmortalizaron así en lo más florido de nuestras leyendas. El rayo de luna , la llamaron. L os lobos, ocultos en lo más impenetrable de los bosques que la circundan, aúllan lastime

Otoño en San Esteban de Gormaz

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'Es la gloria del muerto verano la que se ha dormido en mi corazón, es el trémulo gris del otoño el que abre caminos con trémulo sol, tras los campos de viñas doradas el alma dormida se me adormeció, hoy me cercan lejanos y altivos los vagos recuerdos que el viento llevó...' (1) S on odiosas. Lo sé. Pero si tuviera que hacer una comparación, pensaría que el Otoño es como esa Luz maravillosa al final del túnel con la que Madre Gaia premia el ocaso de plantas y árboles. El Omega que promete una nueva resurrección; una sabia vuelta a empezar; un Alfa interminable que se hará realidad dos estaciones más tarde, cuando aquello que se fue retorne de nuevo con toda su fuerza y esplendor. D e Salvador Dalí se han escrito ríos de tinta; listas interminables de adjetivos calificativos -honoríficos ouroboros, que siempre se muerden la cola- para describir aquello que, gustando o no, se define sencillamente como genialidad. ¿O quizás locura?. Creo que a veces, una y otra apenas están separ

Valdespina

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C uando uno se encuentra con este tipo de topónimos, resulta poco menos que imposible evitar fantasear y no dejarse llevar por ese arcaico romanticismo presente siempre en un conjunto de mitos, dogmas y formas de pensamiento, que parido en los meandros culturales del mundo llamamos, simple y llanamente, Tradición. La Tradición, mar de los sargazos en el que se marchitan verdades universales hábilmente camufladas, suele ser muy clara, sin embargo, a la hora de reconocer al espino y sus derivados, como vehículo de sufrimiento por el que tiene que pasar el neófito en su largo camino hacia el Logos o el Conocimiento. De madera de espino fue la corona que laceró la frente de Jesucristo y le acompañó en su calvario; enredaderas y espinos formaban parte del hechizo que mantenían inaccesible el castillo de todo un clásico de los cuentos universales: la Bella Durmiente. Valles tenebrosos, repletos de espinos y peligros, se encuentran también entre los lugares por los que tienen que pasar los hé

Viana de Duero

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- Y el nombre -me pregunto yo-, ¿no será una desvirtuada referencia a la antigua diosa Diana?. A ún hoy, al cabo de un mes de mi visita a Viana de Duero, todavía continúo preguntándome si la reflexión de mi amigo, el Magister Alkaest, obedece a una realidad ancestral, quizás en la línea de esa historia mágica heredera de Gárgoris y Habidis, tan elocuentemente descrita por Sánchez Dragó. De hecho, puede que sea una Diana la que, precisamente, corona y embellece la fuente con forma de trébol de cuatro hojas, que se localiza en un jardincillo anexo a la iglesia de San Bartolomé. Una iglesia muy modificada, es cierto, como la gran mayoría de los templos cuyos torreones campean en los pueblitos de Almazán y Gómara, pero que, a diferencia de algunos de éstos, todavía conserva interesantes elementos de esa arquitectura, la románica, en la que la poesía del cantero sembraba estrofas en la piedra. Una piedra, en cuyo ábside, y de manera sorprendente, aún puede verse el carnet de identidad, o su

Por tierras de Almazán y Gómara: Villalba

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E n realidad, desconocía la existencia de este pueblecito, y su hallazgo obedece, si he de ser sincero, a un despiste de circulación. A veces ocurre; la torpeza es un defecto que nos puede alcanzar a todos en un momento determinado, sin previo aviso. A mí, me alcanzó en Almazán, un poco antes del desvío hacia Gómara y Ágreda, haciéndome tomar la dirección de un lugar interesante, pero ya conocido, al menos superficialmente: Morón de Almazán. No era cuestión, evidentemente, de dar la vuelta en cualquier lugar, y como tiempo tenía hasta la hora de comer -había aceptado honrado y gustoso una invitación en tal sentido en Villasayas, aprovechando las fiestas patronales y las actividades lúdico-culturales que las acompañaban- poco, o mejor dicho, nada me importaba recorrer los cuatro o cinco kilómetros que distan hasta un pueblo de relevante historia, como Morón. Entonces lo ví, hacia la izquierda, asentado en unos campos dorados por el sol, dentro de un entorno de secano en nada parecido a

Fiestas Patronales y Exposición de Cuadros del Taller de Pintura de Villasayas

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D urante el fin de semana y con motivo de sus fiestas patronales, Villasayas se ha vestido de gala, organizando una serie de eventos lúdico-culturales, especialmente diseñados para el disfrute de grandes y pequeños. En el caso de estos últimos, casi resulta obvio describir la enorme expectación despertada por ese pequeño mundo fantástico creado a base de colchonetas de aire de distintas formas, incluída la de un divertido dragón; la magia física de la esfera armillar o los sueños velocípetas y competitivos desplegados por los infantes en el pequeño circuito de cars a pedales, preludio en un futuro -¡quién sabe!- de un pródigo campeón soriano en la Fórmula Uno, que tanta pasión despierta hoy en día. S in duda novedoso en mi caso resultó asistir, por cierto, a la sacada en procesión de la Virgen del Rosario , de cuyo balancín fueron portadoras cuatro féminas del pueblo en lo que, esperando no ofender con mi ignorancia, he de pensar que quizás obedece a alguna tradición determinada

De Fuentegelmes a Mezquetillas

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A ndar por andar andando, caminar por caminar ...Como dice la conocida canción de Alberto Cortéz que complementa el vídeo, llegué a Mezquetillas acompañado de un sol de justicia; ese mismo sol que, hace un milenio, calentaba también el adobe y la piedra de la guarnición árabe asentada sobre el lugar, cuando los reinos cristianos apenas comenzaban a bostezar y el desierto del Duero constituía una frontera natural difícil de conquistar y mantener. Algunos kilómetros atrás, quedaba Fuentegelmes y su enigmático dintel. Y también Romanillos de Medinaceli, lugar donde tomé el desvío, con su imponente iglesia-fortaleza -una de las pocas, poquísimas en la provincia que luce un crismón en el tímpano de su pórtico de entrada-, sus tumbas antropomorfas, y cómo no, ese literario mar de espigas que conforman sus numerosos crucetas de piedra y que levanta suspicacias con aquél otro pueblo vecino, aunque en tierras de Guadalajara, que se llama Romanillos de Atienza. [continúa]

Regreso a Fuentegelmes

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¿ Han muerto las cigarras en los campos de Castilla?, recuerdo que pensé apenas aproximándome a Fuentegelmes, una hora más o menos después de abandonar la capital soriana con un nuevo chasco en el Museo Numantino acerca del paradero del famoso efebo de Tiermes . Pasaban algunos minutos del mediodía y el sol, pleno por encima de un horizonte azul celeste, comenzaba a hacer justicia sobre unos campos en los que se alternaban labor, barbecho y monte bajo, con requiebros, collados y encrucijadas, largo tiempo ha utilizados por Almanzor en sus expediciones de arrase y conquista. Dejé el coche en la plaza, muy cerca de la ermita-humilladero cuya estructura, cuadrada y sin apenas florituras, no difiere en absoluto de otras que he visto a lo largo y ancho de la provincia, aunque con la diferencia de que en ésta, alguien colocó en su día una canasta de baloncesto en la fachada. Tampoco los palomares, algunos de ellos, por no decir todos, medio hundidos y silenciosos, mortalmente heridos por la

Ángel Almazán: anfitrión en El Burgo de Osma

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D ejando aparte un conocimiento virtual que se remonta a un par de años atrás, ayer domingo tuve la oportunidad de conocer en persona a alguien que yo definiría, con conocimiento de causa ahora, como un soriano de raza y condición: Ángel Almazán de Gracia. Nacido en la vecina localidad de Tajueco, en 1958, este periodista y escritor ha realizado, bajo mi punto de vista, una impresionante labor cervantina , aireando sorianía por los cuatro puntos cardinales. Trabajo que no siempre se ve gratificado -he aquí uno de los estigmas del buen escritor- porque según me confió, hace algunas semanas, nadie es profeta en su tierra . En realidad, no termino de estar muy de acuerdo con él, más que nada porque, a lo largo de los cuatro años de existencia de este blog, son numerosas las personas con las que me he encontrado durante mis desplazamientos por la región, que me lo han puesto como referencia, e incluso, también como ejemplo a seguir. Y hasta cierto punto, reconozco que sus libros me si

Exposición de Cuadros del Taller de Pintura de Villasayas

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L os próximos días 27 y 28 de agosto, coincidiendo con las fiestas y la inaguración del nuevo frontón en Villasayas, se procederá a la apertura de un acto de eminente carácter cultural, promovido por la Escuela de Pintura de ésta localidad. A la exposición, asistirán, también, representantes de otras escuelas de pintura de la provincia que, en conjunto, ofrecerán una muestra de ese Arte, íntimo y personalizado, que con anterioridad hemos tenido ocasión de admirar en lugares tan emblemáticos como el Monasterio cisterciense de Santa María de Huerta. R ecomiendo la asistencia a este evento, porque en mi opinión, representa un símbolo potencial más de la riqueza cultural de una provincia rica en expresividad y tradiciones, aunando, además, el aliciente de poder contemplar, de paso, una de las mejores portadas no sólo del que bien podría denominarse como románico soriano, sino, también, del románico español: la de su iglesia parroquial de Nª Sª de la Asunción. Portada poco menos que única

Et in Arganza ego

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'Si para todo hay término y hay tasa y última vez y nunca más y olvido ¿quién nos dirá de quién, en ésta casa, sin saberlo, nos hemos despedido?'. [Jorge Luis Borges (1)] H ay quien opina que nada muere del todo; incluso que la muerte, como tal, no existe, porque todo es materia y la materia, al fin y al cabo, no se crea ni tampoco se destruye: tan sólo se transforma. Es una ley elemental de la Física, que bien pudiera aplicarse -¿por qué no?- a la condición actual de algunos lugares. Qué duda cabe de que Soria es una provincia repleta de matices. Matices buenos y malos, pero matices al fin y al cabo, que hay que valorar y procurar entender. Quizás, dentro de lo que humanamente hemos de considerar como malos e indeseables, se encuentran aquellos referidos a la suerte que corren algunos pueblos. Pero la diosa Fortuna, a imagen y semejanza de la diosa Justicia, suele cerrar también los ojos, aunque no se la represente con una venda sobre ellos, dando cumplida cuenta de su absolut

La cueva de San Prudencio

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'- Quiero enseñarte a rezar; no todos sabéis hacerlo. No se reza con palabras, sino con las manos. Quien reza con palabras, pide limosna. No se debe mendigar. El alma ya sabe lo que necesitas. Cuando se juntan las palmas de las manos, la izquierda se encadena a la derecha en las personas. De este modo el cuerpo queda bien atado, y de las yemas de los dedos, dirigidas hacia arriba, se eleva, libre, una llama. Éste es el secreto de la oración, que no está escrito en ninguna parte.' [Gustav Meyrinck (1)] L o reconozco: en mi anterior entrada dedicada a la ermita de San Saturio, he omitido a conciencia ésta parte, donde se muestra la cueva de San Prudencio. Y lo he hecho, simplemente, por el mero interés de mostrar en una entrada independiente, lo que bien pudiera considerarse un pequeño ejemplo de esos Colegios de Sabiduría , donde algunos personajes -que serían preeminentes en el futuro, como es el caso del propio Prudencio, que llegaría a ser obispo de Tarazona- acudían prestos

Viaje al corazón de San Saturio

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'...abrí una ventana y respiré muchas veces. El Duero venía de la Sierra de Urbión con una transparencia y una paz verdaderamente mitológicas, y en él se reflejaban, con su exacto matiz de plata, los hitos de la chopera. No se veía un alma, no se oía un rumor. Pasó rato hasta que graznó una corneja y culebreó un barbo, deshaciendo por dos segundos la lámina del río. Me fijaba en las aguas, que luego viajarían por tierras de Burgos, Valladolid y Zamora, hasta acabar en la Lusitania, proporcionando la más bella de las disyuntivas: o dejarlas correr, acompañándolas en su periplo, o quedar quieto, bebiendo siempre el agua de San Saturio, que es la del río Razón y la del recodo de Numancia...'. [Juan Antonio Gaya Nuño (1)] D esde que lo leí por primera vez, hace ya algunos años, siempre he sentido una especial devoción por este capítulo del famoso Santero de Gaya Nuño, así como por otro párrafo, que le precede, en el que éste, reflexionando mientras se prepara para pasa