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Mostrando entradas de octubre 25, 2009

Alrededores de San Baudelio (un vistazo interior)

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M i última visión de ese increíble lugar que, según Jacques Fontaine -una autoridad en Antigüedad Tardía y la Edad Media- encierra las fantasías barroquizantes del último mozárabe en Castilla, la ermita de San Baudelio, fue una visión surrealista, apocalíptica incluso, si tenemos en cuenta la invasión desenfrenada de que está siendo objeto, una vez convertido en parte mediática de ese gran acontecimiento cultural; de ese gran paseo histórico, denominado las Edades del Hombre. E l puente del Pilar, atípico como pocos, había sustituido la cara melancólica y lacrimosa de años anteriores, por una sonrisa tan radiante, que inducía a pensar que el eje de la Tierra hubiera invertido voluntariamente su rotación, ofreciéndonos una primavera esplendorosa, en lugar de ese misterioso y en ocasiones gélido otoño a que últimamente nos tenía acostumbrados y que, en el caso del año anterior, había sido especialmente desapacible. E n el mapa estelar de la región, Ciruela, Casillas, Caltojar y Bordecore

Bordecorex

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¿ Tiene la Historia una deuda con Bordecorex?. Si así fuera, cabe en la imaginación suponer lo que sería el descubrimiento arqueológico más importante, después del hallazgo de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes: el descubrimiento de la tumba de Almanzor. N o cabe duda, de que geográficamente hablando, no hay comparación posible, si se exceptúa, como adjetivo de referencia, la extrema -que no exenta de belleza- dureza del lugar. Como Caltojar, Casillas, Ciruela o Fuentegelmes, Bordecorex constituye otra de las piedras preciosas que conforman un regio cinturón imaginario, cuya hebilla, de oro puro, no sería, si no, la aparentemente humilde y no obstante excepcional, ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga. L a muerte oficial del que fuera considerado, con toda justicia, como el azote de los reinos cristianos -de sus cincuenta y dos razias o campañas militares, las más importantes fueron aquellas emprendidas contra Barcelona, Pamplona, Santiago de Compostela y San Millá

Villasayas: románico y amabilidad

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C uesta creer que en las estepas que rodean en la actualidad Villasayas, hubiera antaño hermosos montes de pino, aunque estos fueran replantados parcialmente a mediados del siglo XX. A duras penas, y a pesar de los sucesivos añadidos que desvirtúan su verdadera esencia, sobrevive, también, buena parte del románico original de su iglesia parroquial, que se encuentra bajo la advocación de la Asunción de la Virgen. E l pueblo, que en su época de esplendor llegó a contar con más de seiscientos vecinos, se encuentra plácidamente situado a diecisiete kilómetros de Almazán; a unos ocho kilómetros de Barahona -fuera, no me cabe duda, del influjo hechicero de sus famosas brujas, y sus misteriosos, y de hecho, peligrosos pozos airones- y a apenas una treintena escasa de kilómetros de la vecina provincia de Guadalajara y dos de sus principales, cercanos e históricos referentes: Atienza y Sigüenza. De hecho, la iglesia de Villasayas dependió durante siglos del obispado de ésta última población, s