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Mostrando entradas de octubre 9, 2011

Valdespina

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C uando uno se encuentra con este tipo de topónimos, resulta poco menos que imposible evitar fantasear y no dejarse llevar por ese arcaico romanticismo presente siempre en un conjunto de mitos, dogmas y formas de pensamiento, que parido en los meandros culturales del mundo llamamos, simple y llanamente, Tradición. La Tradición, mar de los sargazos en el que se marchitan verdades universales hábilmente camufladas, suele ser muy clara, sin embargo, a la hora de reconocer al espino y sus derivados, como vehículo de sufrimiento por el que tiene que pasar el neófito en su largo camino hacia el Logos o el Conocimiento. De madera de espino fue la corona que laceró la frente de Jesucristo y le acompañó en su calvario; enredaderas y espinos formaban parte del hechizo que mantenían inaccesible el castillo de todo un clásico de los cuentos universales: la Bella Durmiente. Valles tenebrosos, repletos de espinos y peligros, se encuentran también entre los lugares por los que tienen que pasar los hé