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Mostrando entradas de agosto 3, 2008

Conquezuela: Romería de la Virgen de la Santa Cruz

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Extracto del cuaderno de notas. Sábado, 9 de agosto de 2008: '9,30 horas de la mañana: ya hay algunos vecinos del pueblo preparando la ermita y vistiendo a la Virgen. Eso me da la oportunidad de charlar un rato con ellos y conocer cosas de este lugar, antiquísimo y sagrado. Una mujer de edad avanzada, me cuenta cosas de cuando era niña y los campos que actualmente se ven de cultivo, eran antaño una laguna que, dadas las especiales características climáticas del lugar, hacían que sus aguas se helaran por completo, pues las nevadas, acusadas y fuertes, se prolongaban hasta el mes de mayo. Había que picar en la nieve y el hielo, para que el ganado pudiera pastar. Hasta el momento, puedo dar testimonio de la amabilidad de esta gente, sencilla y campechana como pocas. Me hablan de Agapito, supongo que una de las personas más longevas de Conquezuela, y de hecho, el que más cosas sabe. Estoy deseando conocerlo y entrevistarle. Por otra parte, he de señalar que me siento a gusto entre ello

Omeñaca: iglesia de Nª Sª de la Concepción

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Barca: iglesia de Santa Cristina

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Barca: el enigmático monumento a la Virgen

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'Negra soy, pero hermosa...' [Salomón, 'Cantar de los Cantares¡] Galana y marinera; pequeña y negra, pero hermosa. Un ángel hace de mascarón y grumete, gobernando su barca por los místicos ríos de la vida. En su camarote, de cristal, un cielo límpido, azul, engalanado de estrellas. Es una auténtica Soberana de la Luz, como demuestra la corona soleada que ciñe su cabeza... {}

Camino Soria

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Campos de Soria

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Es curioso, pero recorrer la provincia de Soria en verano y enfrentarme a los increíbles cromáticos de sus campos, siempre me recuerda un estilo artístico, así como el nombre de un pintor, hace mucho tiempo fallecido. En efecto, el estilo se llama 'expresionismo', y el nombre del pintor, Vincent Van Gogh. Recuerdo que ya el año pasado tuve esa certera sensación en los campos de Almazán cuando, dirigiéndome hacia El Burgo de Osma, y más allá, a la aventura que conlleva siempre una visita al Cañón del Río Lobos, se alzaban ante mí bastos campos de girasoles. Campos -todo hay que decirlo- en los que pude presenciar una de las leyes más crueles de la Naturaleza: la ley del más fuerte. Independientemente de que pueda o no tener ideas darwinianas acerca del mundo y de la vida, mi lección práctica entonces, consistió en ver cómo en una parcela determinada los girasoles se levantaban hacia el cielo enhiestos y rebosantes y en otros, no muy lejanos de ellos, sus congéneres, moribundos,

El Monte Valonsadero

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Siguiendo la carretera N-234 en dirección a Burgos, y a unos escasos 10 kilómetros de Soria capital, se alza un monte que, aunque sea sólo por tradición -que no por parecido- forma parte de otro Olimpo mitológico, en el que nunca reinaron -mal que les pese a las invictas legiones de Escipión, si pasaron por allí camino de Numancia- ni Júpiter ni Zeus. Hablo, claro, de Valonsadero... Allí los dioses, se remontan mucho más allá en el tiempo; a esas oscuras edades en las que el hombre posiblemente no llevara mucho tiempo utilizando el taparrabos y quizás el más subjetivo -que no por ello el más listo, como se tiende a creer- alcanzara a ver un pequeño atisbo de la divinidad, que bien por un sentido particular de onanismo o como precursor involuntario del futuro grafitero, quiso grabar en las paredes de las rocas, mezclando -como el artista en su paleta- compuestos de origen vegetal, mineral y animal. Hubo otros pueblos, otras civilizaciones después de ellos, que también, por alguna determ