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Mostrando entradas de noviembre 6, 2016

Beratón

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S ituado, aproximadamente, a siete kilómetros de Cueva de Ágreda, con la que mantiene un armónico parentesco en cuanto a raíces celtíberas se refiere, Beratón tiene el privilegio de ser, además, el último pueblo soriano que luce palmito o hace frontera, con Aragón. Aparte de estar situado en la denominada vertiente soriana del Moncayo –como ya aventuramos en la entrada anterior, metafórico cuerno de la abundancia cuyo cierzo transporta incansables contingentes de mitos protohistóricos-, le corresponde, también, el genuino honor de ser el escenario en el que Gustavo Adolfo Bécquer –aquél incomprendido poeta en su época, del que Eugenio d’Ors llegó a afirmar, no obstante ganado por la humilde fuerza emocional de sus rimas, que sus versos eran como un acordeón tocado por un ángel -, inmortalizó una de sus más hermosas y conocidas leyendas: La corza blanca . Ésta leyenda, junto con la de El Gnomo –que habría que situar en la otra orilla, es decir, en la vertiente aragonesa del Moncay