Elegía a la Plaza de Morón de Almazán
Venid, dulces anónimos, refrenad vuestras monturas y mientras reposáis antes de perderos otra vez por esos caminos de Dios, dadme la oportunidad de presentarme. Acomodaos, si os place, en estos, mis centenarios escalones, y fijaos en mi figura: ¿habéis visto plaza más luminosa, gitana a la luz de la luna y con un cuerpo de escultura?. Y es que este sol que me dora y me calienta, nutre y acrecienta mi renacentista belleza; porque soy altiva, gallarda y tan señora, que en los escudos de mis calles resplandece, cual estrella, mi añeja nobleza.
Si de Historia os hablara, cuántas cosas, creedme, no os diría; pues incluso antes de mi gestación, fui celtíbera y también romana; odalisca mora y después, sumisa doncella cristiana, siendo los templarios -de las orgullosas órdenes militares que albergué y recuerdo- quienes con su presencia, acrecentaran en el futuro mi fama.
Renacentista, según figura en los anales, del sueño gótico aún conservo la magia que envuelve la iglesia de la Asunción, de una sola nave, capilla pentagonal y en la que proliferan los escudos de los Mendoza, familia noble de armas tomar, cuyos sepulcros se custodian en la iglesia, pues no en vano entregaron buenos diezmos para reposar en lugar de privilegio y santidad.
Y si de nobles y de hermetismo os hablara, creedme, atentos viajeros, que buen testigo fui de las andanzas de mi señor, el excéntrico marqués de Camarasa, que fuera preso en Compostela, acusado de 'meigo dado a los diablos'. ¿No me creéis?. Echad un vistazo, entonces, a la que fue su morada filosofal, farmacia en tiempos y sucursal de Caja Duero en la actualidad, y decidme si acaso no véis los símbolos en los dinteles, que no presagian, digo yo, ciencia benévola y cristiana, sino más bien esotérica e incluso pagana: ved, sobre una de las ventanas, el caballo, el rosetón, la concha y el ave. Y aquéllos otros bajorrelieves que simulan a un león intentando tragarse a la luna, a Sagitario e incluso a un ser fantástico, monstruoso, con la cola en forma de flecha. ¿Y esos símbolos con forma de espiral?. ¡Ah, oscuras cábalas, testigos de tiempos difíciles y credos prohibidos!.
¿Y del Grial?. ¿Acaso no observáis una atrevida referencia, en esa copa custodiada por dos dragones?. ¿Y más allá, por debajo de los ventanales de la iglesia, ese triángulo misterioso, símbolo de Dios?. ¿Y qué me decís de esa ninfa voluptuosa, de cintura estrecha, que ofrece a todo aquél que llega, el agua pura y fresca de su fuente?.
Pero, en fin, dado que la prisa os acucia, aprovechad a partir y que este benigno sol guíe e ilumine vuestro camino; y si con lo que os he contado, no os animáis a regresar, haciendo más pausada vuestra estancia, permitidme que os diga entonces, aunque con cierta desilusión, que quizás habéis perdido algo importante sin apenas daros cuenta: habéis perdido la emoción del misterio.
Sea, pues, y hasta la vista, que aunque dicharachera y deslenguada, nunca veréis plaza más lozana y encantada, que ésta que soy yo: la Plaza de Morón.
Comentarios
Juan Carlos, tienes una forma tan personal y bella de trasmitir, de reflejar lo que sientes, cuando escribes, eres un mago de las palabras, como si la plaza sintiese, se quisiese personalmente presentar, me pasa lo de Iconos ¡He hablado con la plaza!
Temazo de Miguel Viejos Campos, en el coche hay un CD pirata, que recoge 2 LP de él, "El completo" y "El tubular", Yago aún anda por el comedor, al sonido de "Portsmouth" se ha puesto a bailar, es una vieja conocida suya, jjjj. Un abrazo.
Salud y fraternidad.
Un abrazo
Un abrazo
Juancar está hecho todo un literato.
Un besico.
Y en el próximo encuentro, recuerdame que no deje de entregarte un pequeño librito donde resurge la sombra de nuestro Marqués de Camarasa. Eso sí, ésta vez, mas pletórico de poder y por los Cerros de Úbeda.
Salud y románico
Un fuerte abrazo, que espero poder darte personalmente en Córdoba en breve, mi querido marqués de Mágina.
La Mezquita será un marco incomparable para poder volver poder abrazarte
Lo del marqués me pasma, ahora resulta que tu conoces los datos y yo la "farmacia", que descubrí por casualidad mientras todos estaban encandilados con la plaza, y cuando conté mi hallazgo fui tildado de "fantasioso"... Y nadie se dignó bajar, a ver mi descubrimiento. Porque, claro, uno como ha tratado el tema del Temple debe tener muy poco crédito entre la "gente seria". Pero guardado lo tengo, arrieritos somos...
Así que ahora, al menos tú, que sabes, ilumíname sobre el susodicho marqués. ¿No será el autor de otra casa "alquímica" de cierto pueblecito soriano? Porque estaba pensando hacer una entrada, sobre el misterioso edificio, en Pájaros Viajeros.
Bueno no es necesario que contestes en el blog, por no alargar la cosa, puedes ilustrarme cuando nos veamos en el añorado Sur.
Un abrazo, y expulsa ya esos microbios.
Salud y fraternidad.
Un encanto de escritos con los que "iluminas" a tus amigos y a muchos lectores que te sigan, pero un desperdicio de libro que ya podrías tener casi terminado....
Me pregunto... ¿que nos contaré la Alhambra y la Mezquita...?
Un beso.