Aldealices: iglesia de Santa María Magdalena
Siguiendo
los derroteros de nuestra ruta en dirección a Carrascosa de la Sierra y
Castilfrío, se propone una breve parada en un pueblo que tiene un curioso
nombre, Aldealices, y motivados por la curiosidad, echar un vistazo a ese
delicioso templito con el que, bajo la sorpresiva advocación de Santa María
Magdalena, hemos de toparnos de improviso, situado como está, a escasos metros
de la carretera general. Aun con reformas posteriores, en conjunto, su visión
no deja de producir cierto sentimiento de sosiego, o cuando menos, cierta
melancólica impresión de curiosidad, posiblemente motivada por esa aparente
sencillez, esa sugestiva mezcla de rusticidad y de antigüedad, que sin necesidad
alguna de soberbias conjugaciones estilísticas, combinan lo sencillo pero
imprescindible con la técnica artesanal, respetando, no obstante, los
principios básicos contenidos en la geometría sacra en la que teóricamente se
basa. Mirando su espadaña hacia la referencia inequívoca de esas sierras del
Alba –interesante advocación, que ciertamente, en no pocos lugares señala la
presencia de cultos precristianos e imágenes de Vírgenes Negras (1), que en este caso, también podría tener cierta
relación con la presencia en las cercanías de unos vestigios celtíberos,
denominados como Los Castellares- y
del Rodadero y en las proximidades del río Merdancho, la fusión cuasi-perfecta
de piedra y laja, caracteriza y a la vez respeta las tradicionales
construcciones serranas de los pueblos de la zona, nacidos en tiempos
medievales alrededor de la Mesta y herederos, como ya se ha dicho en anteriores
ocasiones, de aquéllos aguerridos pelendones que surtieron de guerreros a la
desafortunada Numancia.
Protegen
la forma de semi tambor de su ábside, unos sólidos contrafuertes, de los cuales
sobresale uno que, curiosamente, está situado en el centro, precisamente en el
lugar donde tradicionalmente quedaba reservado para un pequeño ventanal que,
dadas las características del presente templo, debió de haber sido de pequeñas
dimensiones, sin ornamentos y del tipo aspillera. De época posterior es, sin
embargo, la pequeña ventana que se aprecia en el muro, a la izquierda. Cegada,
pero parece que románica en origen, se aprecia un pequeño pórtico en el lateral
norte, más cerca de la espadaña que del centro de la nave, aproximadamente en
el mismo lugar que ocupa el pórtico principal de entrada –sencillo y sin
ornamental, al igual que las series de canecillos que se distribuyen por el
arco absidial y los laterales de la nave- situado en el lateral contrario, es
decir, en el muro sur, el cual se haya protegido por un porche de mampostería.
A falta de sillares con los típicos símbolos de cantería, se aprecian algunas
cruces o graffiti de peregrino,
toscamente labradas. Por último, señalar que, protegido por un muro y pegado al
ábside de la iglesia, se localiza el pequeño cementerio.
(1) Consten como ejemplo de ello, el Santuario de la
Virgen de Alba, en Arrojo, concejo de Quirós, Asturias o la imagen de la Virgen
de Alba o de la Aurora, que actualmente se conserva en la cripta de la iglesia
de Santiago, en la localidad zaragozana de Luna.
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