Aquellas pequeñas cosas: el Tera y el Duero a su paso por Garray
A quellas pequeñas cosas , título de esa entrañable canción que Serrat incluía dentro de un LP que dió la vuelta al mundo, mientras le cantaba al Mediterráneo sueños y cabello al viento; guitarra y juventud en bandolera. Lejos de mi intención está cantarle a un mar que apenas visito, aunque sí quiero dedicar esta entrada a dos ríos que, lejos de ser mar, guardan -como el Mediterráneo- la memoria de culturas y civilizaciones pretéritas y son todo un emblema en la provincia: el Duero y el Tera. L a hora mágica, aproximadamente las cinco de la tarde. Después de nuestra aventura matutina en la Fontana y Calatañazor -donde comimos en el restaurante La Casa del Cura , que no tengo ningún reparo en recomendar-, recalamos en Garray. Tiempo y lugar para una visita a unas amigas entrañables. Teresa, que a veces me induce a pensar que tiene cualidades de pitonisa -aunque en realidad es licenciada en Arte, numantina de pro y poseedora de un corazón tan grande, que a veces me maravilla pensar cómo...