domingo, 12 de junio de 2011

El mito termestino de Elpha



'Assiniestro dexan Agriza que alamos poblo alli son los cannos do a elpha ençerro...'.

[Cantar de Mío Cid]



Todas las culturas tienen en su haber un compendio de mitos y leyendas, tendentes a dar sentido a unos génesis cuyos recuerdos hace siglos que se perdieron, pero que, de manera fragmentaria y en la mayoría de ocasiones, apenas comprensibles, han permanecido en la memoria colectiva de los pueblos conformando parte de sus arquetipos. Hay ocasiones, incluso, en que esos mitos primitivos, esos arquetipos arcaicos, se ven nutridos por fabulaciones modernas que, en mayor o en menor medida, alteran y a la vez enriquecen el misterio original. Tiermes, desde luego, no es una excepción.

Al contrario que otros arquetipos modernos, creados por escritores y poetas excepcionales, que enseguida acuden a la mente cuando se pronuncia simplemente el nombre de Soria -la tierra de Alvargonzález, poema épico que Machado situó en el entorno de la Laguna Negra, o el Monte de las Ánimas, donde Bécquer despertó a los míticos templarios, por ejemplo- el mito termestino de Elpha, la terrorífica mujer-serpiente vencida por Álamos-Hércules, apenas es conocido fuera de las lindes de la provincia.

Es posible que el juglar del Cid fuera de Fresno de Caracena, como citan algunas fuentes, e incluyera un mito que aún circulaba al calor de la lumbre de los hogares en esos oscuros siglos X-XI en los que se desarrollan las épicas aventuras del singular Alférez de Castilla, cuando la zona apenas constituía una tierra de nadie que delimitaba las fronteras entre moros y cristianos. No obstante, no deja de ser una curiosidad, que mientras en relación a Tiermes el mito de Elpha sale a relucir como complemento a las dos veces que nuestro Cid pasó por las inmediaciones, algunos investigadores (1) señalan el enfrentamiento que éste tuvo con una serpiente monstruosa en Barrio Pañizares, un pequeño pueblecito burgalés, vecino de Basconcillos del Tozo, situado no muy lejos de la frontera con Palencia. Y no deja de ser curioso, así mismo, que emulando al mitológico Perseo, el paladín castellano terminara con la bestia después de cegarla con su escudo.

Pero, con referencia a Tiermes y sus gentes (2) -recordemos a los orgullosos arévacos, que desde aquí, se sumaron a la rebelión numantina- lar arqueología ha localizado suficientes indicios para presentárnoslos también en su faceta de emigrantes a lo largo de una Hispania colonizada por Roma. Hasta tal punto, que no sería descabellado pensar en ellos como los precursores de tantos y tantos sorianos que generaciones después buscaron y buscan prosperidad lejos de sus pueblos de nacimiento. A éste respecto, quizás resulte interesante añadir que se han encontrado vestigios de la presencia de termestinos no sólo en provincias situadas relativamente cerca, como Salamanca, sino también excesivamente distantes, como Huelva. Y un dato curioso, que puede o no tener relación con el mito de Elpha que estamos tratanto en la presente entrada: tanto en ésta última provincia, como en las estribaciones de Jaén y Sierra Morena, aún perviven escabrosas historias de terroríficos encuentros con monstruosas serpientes, a las que los lugareños se refieren como el Saetón.

El Arte, sobre todo el románico, abundante y rico en la provincia, ha representado también este oscuro mito. En forma de hidra de siete cabezas -teóricamente, representativa de los siete pecados capitales- se la localiza en la cercana iglesia de Santa María, en la iglesia de San Pedro, en Caracena e incluso en el interior de la iglesia del monasterio de San Juan de Duero; en su forma de serpiente monstruosa, enroscada sobre sí misma, la encontramos, así mismo, relativamente cerca: en la decana iglesia de San Miguel, en San Esteban de Gormaz, emblemática población distante una cuarentena de kilómetros, que en la época de la Reconquista era conocida con el nombre de Castromoros.

Historiadores y filólogos, también se han ocupado del nombre de Elpha. Hasta el punto de que Menéndez Pidal opinaba que los versos del Cantar de Mío Cid se hacían eco de alguna leyenda relacionada con mitos cavernarios, comparándolos con las leyendas asturianas referentes a unas entidades sobrenaturales, habitantes también de cuevas y fuentes, denominadas xanas. Yendo aún más lejos, parece que el nombre Elfa tuvo cierta arraigambre durante la Edad Media, sobre todo en reinos como Navarra y Aragón.

Sea como sea, el mito de Elpha constituye todo un enigma cultural digno de mención. Un enigma arraigado en lo más profundo de la celtiberia soriana, que merece ocupar páginas de honor dentro de los mitos y tradiciones de la provincia.

Y una recomendación, para aquéllos curiosos que deseen adentrarse demasiado en las profundidades de ésta milenaria ciudad: respice post te, hominem te esse memento. O lo que es lo mismo: vuélvete hacia atrás, recuerda que sólo eres un hombre.





(1) Juan García Atienza: 'Los santos imposibles', Ediciones Martínez Roca, S.A., 1989, página 74.


(2) Para saber más de Tiermes y sus habitantes, se recomienda la lectura del libro Tiermes y sus gentes, editado por la Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 2003.