sábado, 9 de agosto de 2008

Conquezuela: Romería de la Virgen de la Santa Cruz


Extracto del cuaderno de notas. Sábado, 9 de agosto de 2008:

'9,30 horas de la mañana: ya hay algunos vecinos del pueblo preparando la ermita y vistiendo a la Virgen. Eso me da la oportunidad de charlar un rato con ellos y conocer cosas de este lugar, antiquísimo y sagrado.
Una mujer de edad avanzada, me cuenta cosas de cuando era niña y los campos que actualmente se ven de cultivo, eran antaño una laguna que, dadas las especiales características climáticas del lugar, hacían que sus aguas se helaran por completo, pues las nevadas, acusadas y fuertes, se prolongaban hasta el mes de mayo. Había que picar en la nieve y el hielo, para que el ganado pudiera pastar.
Hasta el momento, puedo dar testimonio de la amabilidad de esta gente, sencilla y campechana como pocas.
Me hablan de Agapito, supongo que una de las personas más longevas de Conquezuela, y de hecho, el que más cosas sabe. Estoy deseando conocerlo y entrevistarle.
Por otra parte, he de señalar que me siento a gusto entre ellos, y hasta el momento, no me he sentido extraño en absoluto.
Incluso un sitio tan sagrado y apartado como éste, ha sufrido robos y agresiones. Han robado lámparas antiguas y figuras de la ermita (algunas, según me dicen, encontradas y recuperadas en Alhama, en casa de un anticuario que, al parecer, tenía un buen negocio montado, sacando al extranjero piezas robadas); incluso la imagen de la Virgen de la Santa Cruz ha sufrido mutilaciones en sus dedos.
Es de resaltar, la devoción de éstas personas, así como el cariño que derrochan en los preparativos de la romería, cuidando hasta el último detalle. Bajo mi punto de vista, constituye una simpática estampa de esa España tradicional, bonachona y entrañable, que admiro profundamente.
La paz que aquí se respira, es impresionante. De alguna manera intuitiva, siento que estoy en un lugar especial. Y es una buena ocasión para desmitificar cuentos en los que incluso yo, por ignorancia, he participado. Me refiero, más que nada, a eso que mucha gente considera un altar prehistórico de sacrificios, cuando, en realidad, fue labrado por personas del pueblo con el fin de que sirviera de parapeto a la orquesta encargada de amenizar la romería.
Repito, no me cabe duda de que es un lugar especial, con los suficientes atractivos y detalles de interés, como para no necesitar añadidos de ninguna clase
También algunas de las pinturas que se consideran prehistòricas, han sido realizadas por pastores y gente del pueblo, que incluso han picado en sus paredes, ignorando lo que había en ellas. Todo, pues, se tiende a exagerar en el fondo; de ahí la importancia que tiene investigar sobre el terreno, y sobre todo, hablar con la gente del lugar.
Hay una tradición curiosísima: un árbol, en el interior de la ermita, que se decora con naranjas y limones, así como con roscones. Estos últimos, en número de ocho. Siempre ocho. Todavía no me han sabido explicar exactamente en qué consiste ésta original tradición, y por qué han de ser siempre ocho los roscones. Supongo que Agapito podrá contarme algo más, porque me parece algo muy interesante, además de ser una tradición que veo por primera vez en mi vida. ¿No es esto, en suma, suficiente testimonio del país multicultural y rico en matices y tradiciones, en el que vivimos?.
Merece la pena recorrer esta provincia; tragarse el polvo -en ocasiones molesto e inconveniente- de sus caminos, y mezclarse con su gente. ¿Cuánto no se puede aprender?. ¿Cuántas cosas interesantes descubrir?.
Me presentan a Agapito alrededor de las once de la mañana. A pesar de sus 78 años, es un hombre bien conservado, aunque padece un cierto grado de sordera. Cuando le comentan mi interés por el lugar, Agapito, abiertamente, pone a mi disposición los amplios conocimientos y la experiencia de toda una vida, que han hecho de él, no me cabe duda, un hombre sabio...

jueves, 7 de agosto de 2008

Barca: iglesia de Santa Cristina

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Barca: el enigmático monumento a la Virgen


'Negra soy, pero hermosa...'
[Salomón, 'Cantar de los Cantares¡]

Galana y marinera; pequeña y negra, pero hermosa. Un ángel hace de mascarón y grumete, gobernando su barca por los místicos ríos de la vida. En su camarote, de cristal, un cielo límpido, azul, engalanado de estrellas. Es una auténtica Soberana de la Luz, como demuestra la corona soleada que ciñe su cabeza...

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martes, 5 de agosto de 2008

domingo, 3 de agosto de 2008

Campos de Soria


Es curioso, pero recorrer la provincia de Soria en verano y enfrentarme a los increíbles cromáticos de sus campos, siempre me recuerda un estilo artístico, así como el nombre de un pintor, hace mucho tiempo fallecido. En efecto, el estilo se llama 'expresionismo', y el nombre del pintor, Vincent Van Gogh. Recuerdo que ya el año pasado tuve esa certera sensación en los campos de Almazán cuando, dirigiéndome hacia El Burgo de Osma, y más allá, a la aventura que conlleva siempre una visita al Cañón del Río Lobos, se alzaban ante mí bastos campos de girasoles. Campos -todo hay que decirlo- en los que pude presenciar una de las leyes más crueles de la Naturaleza: la ley del más fuerte.
Independientemente de que pueda o no tener ideas darwinianas acerca del mundo y de la vida, mi lección práctica entonces, consistió en ver cómo en una parcela determinada los girasoles se levantaban hacia el cielo enhiestos y rebosantes y en otros, no muy lejanos de ellos, sus congéneres, moribundos, se preparaban para convertirse en cenizas, buscando vencidos la tierra.
Quizás en algo tan sencillo radique el carisma de esta tierra, capaz de sorprender tanto con su belleza, como con su extrema dureza.
Sea como sea, el paisaje que se presenta en el vídeo -y que saqué en el transcurso de mi último viaje en las inmediaciones de Yelo- me trajo a la memoria, una vez más, un paisaje típico de aquélla alma atormentada que en vida fue 'el loco del pelo rojo'. Y al ver esas gamas de verdes, mezcladas con los marrones, los dorados, y algo más adelante, los rojizos, recuerdo que pensé:
'¿Dónde se inspiraría Vincent Van Gogh?'.
Desde luego, no consta que visitase España, y mucho menos Soria. Pero yo estoy convencido de que, fuera cuál fuere ese lugar en el que se inspiró, desde luego debió de ser muy parecido a esta querida provincia.

El Monte Valonsadero


Siguiendo la carretera N-234 en dirección a Burgos, y a unos escasos 10 kilómetros de Soria capital, se alza un monte que, aunque sea sólo por tradición -que no por parecido- forma parte de otro Olimpo mitológico, en el que nunca reinaron -mal que les pese a las invictas legiones de Escipión, si pasaron por allí camino de Numancia- ni Júpiter ni Zeus. Hablo, claro, de Valonsadero...
Allí los dioses, se remontan mucho más allá en el tiempo; a esas oscuras edades en las que el hombre posiblemente no llevara mucho tiempo utilizando el taparrabos y quizás el más subjetivo -que no por ello el más listo, como se tiende a creer- alcanzara a ver un pequeño atisbo de la divinidad, que bien por un sentido particular de onanismo o como precursor involuntario del futuro grafitero, quiso grabar en las paredes de las rocas, mezclando -como el artista en su paleta- compuestos de origen vegetal, mineral y animal.
Hubo otros pueblos, otras civilizaciones después de ellos, que también, por alguna determinada razón, pensaron que el lugar, de alguna manera, era especial. Tan especial, que todavía en la actualidad forma parte activa en la vida animista del soriano moderno. Y si no, que le pregunten a cualquiera por la Saca.
Es difícil, contemplando esa basta extensión natural, no dejarse llevar por la imaginación y en un acto reflejo de romanticismo -algunos pueden pensar que anticuado- no aguzar el oído y dejarse llevar por los extraños cánticos con los que a veces el viento -cuando abandona su naturaleza de Jekyll o cierzo- se congratula en ofrecer al visitante que se detenga el tiempo suficiente para escucharlo.
Injusto sería, por otra parte, no añadir que en el fondo, prácticamente todas las iglesias de Soria llevan en su alma parte de este pequeño Olimpo, pues no en vano, muchas de sus piedras -esas piedras, características y rosadas- fueron arrancadas hace siglos de su antiquísimo corazón.