QUO VADIS, NUMANCIA?
A noché soñé que volvía a las ruinas de Numancia. Pero a diferencia de otras ocasiones, en mi sueño las contemplaba desde un lugar diferente; un lugar denominado Peñarredonda. No me preguntéis por qué, pero en el sueño, era consciente de que allí, hace milenios, acampó una parte considerable del ejército invasor al mando del ejecutor de Cartago, el orgulloso general romano Escipión, conocido, también, como el Africano. R esulta curioso, cuando no significativo, añadir que en mi sueño -lúcido, como sólo puede llegar a ser un sueño con ciertos visos de realidad- participé en una entrañable romería, antes de que mis pies pisaran por primera vez éstas solitarias parameras impregnadas de tantos recuerdos y de tanta Historia, y sobre las que tantas cosas podrían contar los pastores de antaño: aquellos por cuyas venas ha circulado siempre la auténtica sangre numantina y conocen los secretos de la tierra y del viento. R ecuerdo -como si recordar, a veces, no fuera también un sueño-, una maña...