La puerta baphomética del claustro de San Juan de Duero
Parece ser un hecho aceptado por la gran mayoría de historiadores, el atribuir a los caballeros de la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén -favorecidos por la acción repobladora del rey Alfonso I- la elección del lugar, así como la edificación de uno de los más hermosos exponentes del románico español: el monasterio de San Juan de Duero. El que esto suscribe, puede dar verídico testimonio, de que una visita a dicho lugar, no deja insensible, ni tampoco indiferente a quien -bien a propósito, bien por casualidad- se deja un día caer por allí. Tal vez predisponga al romántico la idea bécqueriana de pensar que, amparado por el escalofriantemente célebre Monte de las Ánimas de la conocida leyenda, otro tipo de monjes-guerreros con más ardor combativo, aunque con menos fortuna que los anteriores, hicieron de dicho lugar cuartel y sede iniciática, como portadores -tal y como se les suponía y continúa suponiéndose hoy en día- de infinidad de secretos traídos de Tierra Santa. S...