Otoño en la Laguna Negra de los Picos de Urbión
'El día ha terminado, mis ojos se cierran, pero largo es el viaje que me espera...' (1) Y o también me otorgo a mí mismo el derecho a fantasear... D icen las comadres, que por las noches la luna se mira en ella, coqueta y muy pagada de sí misma, como la madrastra del cuento de Blancanieves, preguntándole quién es la más bella. La Laguna Negra sonríe, pero, no obstante, calla. Hay quien puede llegar a pensar que con su silencio otorga; pero yo creo que, en realidad, callando aleja de su entorno al terrorífico fantasma de la vanidad. La luna suspira entonces, y como todas las noches desde que el mundo es mundo, dándose por vencida se despoja de su capa de armiño y se sumerge lentamente en el agua. Poetas hubo, Dios mediante, que la confundieron con una mujer de carne y hueso y la inmortalizaron así en lo más florido de nuestras leyendas. El rayo de luna , la llamaron. L os lobos, ocultos en lo más impenetrable de los bosques que la circundan, aúllan lastime...