viernes, 4 de mayo de 2012

Cosas que encontré en el Baúl de los Recuerdos


A veces es bueno recordar, detenerse durante unos minutos a meditar, y dejar que la mente, cuando no el corazón o el alma, abran con cierto disimulo ese entrañable Baúl de los Recuerdos que todos llevamos dentro. Hace algún tiempo, aprovechando esa llave tan particular que es la Melancolía, pensé en Soria -en realidad, pienso en Soria muy a menudo- y al instante, como esplendorosas estrellas fugaces cruzando raudas ese horizonte crepuscular que envuelve al mundo de los sueños, tres nombres tomaron forma en mi memoria, con la fuerza irresistible de su ancestral y misteriosa belleza: los Arcos de San Juan, San Baudelio de Berlanga, y por supuesto, ese viejo Duero que atraviesa Soria con su eterna canción, formando un arco de ballesta sobre el promontorio en el que se levanta la no menos entrañable ermita de San Saturio.


Insisto. Dicen que recordar es vivir. Tal vez yo viva recordando; y lo haga, siendo plenamente consciente de que estas líneas que ahora escribo, no serán, sino pasado en el mismo momento en el que la pluma ponga el punto y final a la presente entrada. ¡Qué paradoja!. Tal vez tuviera razón Borges cuando decía que la lluvia ocurre siempre en el pasado. Y el que escribe, aunque sea por afición, de alguna manera, también es alguien que lo hace en el pasado. Esto me recuerda, por cierto, que se acerca otra fecha que memorizar; una fecha entrañable para el que suscribe; una fecha, que implica una onomástica; un momento feliz, en el que este blog cumplirá cinco años de edad. Cinco años de existencia de un blog implican, no obstante, también, un cierto grado de vejez; un cierto estatus de experiencia, que aconseja ser más comedido, profundizar aún más si cabe en los detalles y plantearse nuevos retos para el futuro. Y aceptar esos retos, significa, de hecho, buscar más allá de lo conocido, apuntar hacia la línea de horizontes nunca hoyados y dejarse llevar por magias nuevas.


Por eso, quiero aprovechar la ocasión y rendir un merecido homenaje a estos lugares, que fueron los primeros que conocí y que, de hecho, me hicieron soñar. Como un sueño, gracias a ellos, Soria adquirió, aún más, si cabe, un lugar privilegiado en mi corazón. Pero para que un sueño sea completo, es necesario hacerse eco siempre de los sabios consejos de aquellos excelsos poetas que lo tuvieron antes que tú, y mochila y equipo fotográfico al hombro, no olvidar nunca que...

'Caminante, son tus huellas el Camino y nada más;
Caminante, no hay Camino: ¡se hace Camino al Andar!...' (1).



(1) Antonio Machado: 'Cantares'.