La leyenda de San Baudelio
Las calendas del año mil no sólo dieron pie a un mundo de temores, de horribles presagios y oscuros cabalismos. También alumbraron signos de esperanza que, como en el relato que aquí se narra, mostraban las señales que podían orientar la búsqueda del paraíso perdido, la tierra de promisión que solo los hombres justos y virtuosos, unidos de nuevo, lograrían ver. La historia que aquí se relata comienza en la noche en que un vértigo de estrellas despertó a los jóvenes Ismael y Omar mientras dormitaban en sus propios lugares bajo la sombra de una palmera protectora. El uno, a la orilla del Mediterráneo; el otro, en uno de esos mares de arena que inundan las lejanas tierras de Sahel. Un extraño resplandor fue iluminando sus espíritus y sus pupilas, como anuncio del mensaje que el Alto Emisario les transmitía desde el cielo. Omar e Ismael -musulmán el uno, cristiano el otro- habían sido elegidos, por su pureza de corazón, para vivir un reencuentro solidario en un escenario muy alejado del qu...