jueves, 3 de enero de 2013

Románico Soriano


Aún empachado por los excesos de la Navidad, y a la espera de que el próximo fin de semana el tradicional roscón de Reyes no me gratifique, para no perder la costumbre, con esa sorpresa que tradicionalmente augura un año de afortunadas conjunciones astrológicas a quien se la encuentra entre los dientes, no quisiera comenzar el año, sin poner de manifiesto, siquiera una vez más, que insistiendo algo queda, uno de los tesoros más singulares de la provincia. Un tesoro que, independientemente de esos pequeños regalos con los que la Madre Naturaleza ha querido premiar a estos indomables celtíberos que son los sorianos, regalándoles lugares como la Fuentona o la Laguna Negra de los Picos de Urbión -breve ejemplo, entre muchos otros-, constituye uno de los atractivos más sugestivos e interesantes, que puede influir en la decisión de todo amante del Arte y del Patrimonio Histórico-Artístico en general para visitar una provincia que realmente lo merece: su románico.
Tampoco puedo evitar -más que nada, para que aquél que todavía permanezca indeciso y no termine de vislumbrar la importancia de lo que aquí se comenta- hacerme eco de las palabras de Blas Taracena y José Tudela, quienes, en una obra fundamental, dedicada a la provincia (1), ponen de manifiesto el siguiente dato que, aparte de relevante, resulta también revelador:
Por encima de los testimonios literarios medievales se manifiesta entonces con toda elocuencia el resurgir de la nacionalidad en el abrumador número de construcciones religiosas del siglo XII o comienzos del XIII, coetáneas de la repoblación castellana de esta alta meseta del Duero; pero esta profusión de construcciones románicas fue precedida de otras también cristianas de época y estilos anteriores y diferentes, de las que tan sólo quedan dos ermitas: una, anterior a la invasión árabe, la visigoda de la aldea de Pedro (al sur de la provincia); otra mozárabe, en el ábside de la iglesia de Duruelo, y la famosa ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga...
No se puede culpar a Taracena, el haber olvidado el detalle de mencionar la ermita de San Miguel de Gormaz, que apenas fue redescubierta y remodelada con ocasión de la celebración de las últimas Edades del Hombre donde, junto con la sí mencionada ermita mozárabe de San Baudelio -todo un poema a la belleza y la espiritualidad- y la concatedral de San Pedro, fue sede de tan memorable celebración y que, aún siendo otra pequeña Capilla Sixtina (2), permaneció sirviendo de establo y cobijando toda clase de animales durante años. Pero también merece la pena perderse por la provincia y dejarse llevar por ese abrumador número de construcciones a que hace referencia, y saborearlas desde la perspectiva de su propia esencia, rica y variada desde lo espectacular, hasta lo más sencillo y rural. Mezclarse con el entorno e inmiscuirse con ojo soñador en las tradiciones y las numerosas leyendas que las acompañan y sentirse, por un momento, transportado en el tiempo.
Tampoco es de extrañar, que grupos musicales tradicionales, como Breogán Prego y su fantástico toque de vihuela, hayan elegido precisamente esta provincia para grabar un extraordinario disco, cuya audición, a la vez que penetramos en esas misteriosas cajas de resonancia, que en el fondo son estos templos, puede llegar a producirnos una experiencia sublime, cuando no sobrenatural. Este, en principio, es el reto que me propongo para el presente año. Sin olvidar, obviamente, todos aquellos elementos turísticos, históricos, naturales, sociales y mediáticos, que hacen siempre bueno, en mi opinión, aquél dicho de: Ven a Soria y sal si puedes. O si prefieren el utilizado como reclamo por la Diputación Provincial: Soria, ni te la imaginas.


(1) Blas Taracena y José Tudela: 'Guía de Soria y su provincia', EOSGRAF, S.A., 3ª edición aumentada, Madrid, 1968.
(2) De hecho, se supone que las pinturas fueron realizadas por la misma escuela que realizó las de Snn Baudelio y la Vera Cruz de Maderuelo, actualmente perteneciente a la provincia de Segovia, pero que antaño fue territorio soriano.