sábado, 26 de julio de 2008

Itinerarios Culturales 9: La Laguna Negra


'A la vera la fuente / quedó Alvargonzález muerto. / Tiene cuatro puñaladas / entre el costado y el pecho, / por donde la sagre brota, / más un hachazo en el cuello. / Cuenta la hazaña del campo / el agua clara corriendo, / mientras los dos asesinos / huyen hacia los hayedos, / Hasta la Laguna Negra, / bajo las fuentes del Duero, / llevan el muerto, dejando / detrás un rastro sangriento; / y en la laguna sin fondo, / que guarda bien los secretos, / con una piedra amarrada / a los pies, tumba le dieron...'.
[Antonio Machado: 'La Tierra de Alvargonzález']

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El Monte de las Ánimas en peligro


'La noche de Difuntos, me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas. Su tañido monótono y eterno me atrajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria. Intenté dormir de nuevo. ¡Imposible!. Una vez aguijoneada la imaginación, es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarlo de la rienda. Por pasar el rato, me decidí a escribirla, como en efecto lo hice. A las doce de la mañana, después de almorzar bien, y con un cigarro en la boca, no les hará mucho efecto a los lectores de El Contemporáneo. Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche. Sea de ello lo que quiera, allá va, como el caballo de copas...'.
[Gustavo Adolfo Bécquer: 'El Monte de las Ánimas (leyenda soriana)']

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Imagínense la siguiente escena: nos encontramos en el interior del espectacular, maravilloso claustro del Monasterio de San Juan de Duero. Estamos en época de estío; época de apertura de templos, la mayoría de ellos considerados, justamente, como Monumento Histórico Artístico. Bien es cierto que las puertas de San Juan se abren todos los días del año, excepto los lunes, y todos los días del año, siempre hay alguien que, motivado, se acerca a echar un vistazo. Pero es sobre todo en ésta época, cuando la gente sale, con las cámaras colgadas al hombro y se desplaza a este tipo de lugares emblemáticos, desarrollando otro tipo de turismo: me refiero a ese turismo rural, estético, natural y cultural que nada tiene que ver con las playas atestadas de gente, la paella pasada y las caipiriñas con sabor a sudor de las discotecas costeras.
Llegados a este punto, no les será difícil ver en su mente a una multitud de personas, o sólo a unas pocas, paseando entre los arcos; observando, de paso, el contorno a su alrededor. Por ese extraño efecto de asociación, no sería descabellado decir que todo el que va, ha leído o conoce la famosa leyenda de Bécquer. Leyenda que, dicho sea de paso, constituye otro de los atractivos de la ciudad, y ha sido convenientemente utilizada como reclamo turístico. Siempre hay alguien que, cuando ve pasar al conservador, se acerca y le pregunta:
- ¿Cuál es el Monte de las Ánimas?.
Bien es cierto que cuando éste les dice que se trata de ese monte estéril, pelado y feo, que se encuentra justamente enfrente del monasterio, algunos ensombrecen el gesto de su rostro, en señal evidente de decepción. ¿Es esto determinante?. No. Lo determinante, es el hecho de que ese monte, con su aparente frialdad, su terrible soledad y su aura de maldita esterilidad, forma una parte importante del Alma del lugar. Y como tal, bajo mi punto de vista, tiene su valor y merece un respeto.
A lo largo de estos meses, he podido leer, muchas veces con asombro y estupor, cómo un ejército -posiblemente mucho peor que las legiones de Escipión- asediaba Numancia, un yacimiento histórico y arqueológico de primer orden, cuya importancia pensaba que quedaba fuera de toda duda. Me refiero, obviamente, a ese ejército insaciable, comandado por especuladores y amasadores de fortuna sin escrúpulos, para los que nada en la vida tiene valor, excepto el dinero que, en apariencia, les da la felicidad de los faraones: el ejército del ladrillo.
No basta, naturalmente, con haber destruído buena parte del litoral costero de un país, que hasta hace unos años, tenía un encanto especial. Ni tampoco pensar y sospechar -llegados a este punto, no puedo evitar recordar una pintada que vi este invierno en un edificio consistorial de Almazán: 'ay untamiento'- que los cimientos y el cemento sobre los que se levantan esas horrendas cadenas de hoteles, lo hacen sobre buena parte de nuestra Historia.
Al parecer, y según pude leer en un artículo publicado en el diario El País el pasado lunes, 21 de julio, el mismo ejército que actualmente pone cerco a Numancia, pretende, también, cercar el Monte de las Ánimas, al parecer con el consentimiento de la Junta de Castilla y León, con vistas a la construcción de un tanatario particular y un cementerio.
Precisamente, y aquí viene lo más triste del caso, es que es esa Junta quien pretende promover el turismo a la provincia, colgando en los principales medios televisivos el eslógan: 'Soria, ni te la imaginas'.
Desde luego que no, señores de la Junta. Y al paso que van ustedes, con sus decisiones, menos que nos la vamos a imaginar. Numancia, el Monte de las Ánimas...¿cuál será su próxima sorpresa?. ¿Han pensado, tal vez, construir un Parque de Atracciones en el Cañón del Río Lobos?.

miércoles, 23 de julio de 2008

Itinerarios Culturales 8: Medinaceli, arco romano


Ahí está, desde el siglo I ó siglo II antes de Cristo. Enhiesto, orgulloso; como todo lo antiguo y artesano, hecho con maestría; hecho para perdurar. Es posible que por su lado desfilaran en tiempos las orgullosas legiones de Escipión, camino de una condenada Numancia. O las huestes imparables de Almanzor en sus expediciones hacia San Millán de la Cogolla o Santiago de Compostela.
No me cabe duda de que sus piedras contemplaron impasibles el regreso de insaciables caudillos cargados de tesoros. ¿Y por qué no, el rico cortejo fúnebre de Almanzor camino de su última morada, en esa misteriosa colina de las cercanías, si hemos de hacer caso a la leyenda?.
Tal vez sepa, también, el lugar incógnito donde -también según las leyendas- los visigodos ocultaron una parte de la Mesa de Salomón, antes de que los musulmanes invadieran la ciudad de Toledo. Porque, dada su longevidad, es de suponer la gran cantidad de secretos que guarda y calla.
Desde su emplazamiento, dominando una ciudad con hechizo, en la que no falta un agradable sabor medieval que embriaga, es difícil no sentir vértigo contemplando la hermosura de un valle conocido como el Jalón, rico en itinerarios de ensueño. No en vano, sería poco menos que una afrenta que por un lugar así no hiciera camino ese mito inmortal que fue el Cid Campeador.
Nunca he oído los gallos cantar en Medinaceli; pero eso no quiere decir que no lo hagan a una hora temprana y su sonido, claro, sea arrastrado por el viento hacia esa placa que recuerda al poeta norteamericano Ezra Pound; o incluso acompañen con su música a aquélla otra, más cercana aún, dedicada a Antonio Machado.
Es cuestión de gustos. Pero independientemente de otras muchas cosas que hacen atractiva a ésta querida 'ciudad del cielo', no podía dejar pasar la ocasión sin rendir un pequeño tributo al que puede considerarse como su monumento más emblemático: el viejo, viejísimo Arco Romano.


martes, 22 de julio de 2008

Rutas del Temple 8: Garray, ermita de los Santos Mártires


'Al pie del cerro, protegiendo el acceso a Numancia, se encuentra el pueblo de Garray, que fue repoblado en la Edad Media por el rey navarro Sancho el Mayor y que ha mantenido en su nombre (Garrahe significa en vasco 'lugar quemado') los rescoldos de la resistencia numantina. Como testimonio de aquel primer poblamiento medieval ha quedado la ermita románica de Los Mártires. Así, Numancia primero y después Garray han controlado este paso obligado en las comunicaciones de la Serranía Norte con el valle del Duero, como lo refleja su puente de piedra de dieciséis arcos apuntados, construido en el siglo XVI sobre otros anteriores, y que ha visto el paso de rebaños y pastores que desde la Serranía Norte realizaban su anual trashumancia para dirigirse a los pastos invernales del sur...'.
['Numancia: Guía Arqueológica', Varios Autores (1)]

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(1) Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura; Asociación de Amigos del Museo Numantino, Año 2002

lunes, 21 de julio de 2008

Itinerarios Culturales 7: Barahona, el pueblo de las brujas


'Al pisar, palmo a palmo, y conocer las frías y lisas tierras de las parameras de Barahona, así como los nombres de los diferentes parajes, llegué a la conclusión de que en esta villa soriana había existido el llamado 'Campo de las Brujas'. Quise dar publicidad no sólo de este hallazgo, sino también de 'El Mojón o Confesionario de las Brujas', que es de piedra 'viveña', y, en su centro tiene un agujero natural de unos quince centímetros de diámetro, por el que el 'Macho Cabrío', 'Rey del Mal' y 'Espíritu de Satanás', penitenciaba a sus creyentes y seguidores. Teniendo en cuenta la calidad y clase de este risco o piedra, puede presumirse que la misma era traída de un paraje no lejano, que se llamaba y sigue con el mismo nombre de La Rinconada, lugar cercano en el que abunda esta calidad de piedra...'.
[Gumersindo García Berlanga: 'De Barahona y de sus brujas' (1)]

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(1) Editorial Ochoa, Año 2006

De camino a Barahona: Romanillos


'Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos...'.
[Gabriel García Márquez: 'Cien años de soledad' (1)]

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Como el inmortal Macondo de García Márquez, algunos pueblos causan en el viajero la curiosa sensación de que el tiempo -cansado, después de todo- hubiera tomado la decisión de pararse en un lugar concreto, para descansar un momento. Romanillos, bajo mi punto de vista, es uno de esos afortunados pueblos. Situado aproximadamente a mitad de camino entre la señorial Medinaceli y la 'brujeril' Barahona, el tiempo, en Romanillos, parece discurrir de una manera mucho más lenta que en cualquier otro lugar. Pero que nadie se llame a engaño; no por ser un pueblo pequeño, situado lejos de las grandes vías de comunicación que unen las principales ciudades de la provincia, deja de tener su historia y su interés.
En efecto, a pesar de su aparente tranquilidad; de ese pervivir lento y parsimonioso que parecen tener todos los pueblos pequeños, en Romanillos la Historia -no tan caprichosa y a veces injusta, como parece- así lo atestigua, habiéndonos dejado un impresionante cementerio medieval, que dice mucho de su importancia en el pasado. No en vano, hemos de tener en cuenta que Romanillos se encuentra en tierras donde la arqueología brota con alegría a poco que el pico se hunda en ellas, como atestiguan los yacimientos de Conquezuela, Miño de Medinaceli y el más soberbio de todos: Ambrona.
Incluso se piensa que la actual carretera que atraviesa Romanillos, está levantada sobre una antigua calzada romana que enlazaba las ciudades de Ocilis y Uxama, sin olvidar, que por allí campeaba a sus anchas Almanzor y sus huestes, siendo escenario de numerosos hechos de armas, de cuyo recuerdo, aún queda una vaguada que lleva por nombre 'La Matanza'.
Sin olvidar mencionar la importante y singular iglesia románica, dedicada a San Miguel Arcángel, así como la pequeña ermita o humilladero que hay al comienzo del pueblo -si se viene de Medinaceli- y las numerosas crucetas pétreas del Vía Crucis, que llaman inmediatamente la atención.
En definitiva, como decía Ortega y Gasset, refiriéndose a Romanillos, he aquí 'una aldeíta náufraga en un mar de espigas'.


(1) Gabriel García Márquez, 1967; Edición Círculo de Lectores, 1995


domingo, 20 de julio de 2008

Rutas del Temple 7: Concatedral de San Pedro, Claustro Románico


'Las leyendas del Temple se sitúan a varios niveles. No concedamos demasiada importancia a las que se refieren a los orígenes míticos de la orden, según las cuales se remontan nada menos que a Jesús. Cada cual es libre de divertirse en reconstruir una "historia" de sus orígenes más gloriosa que la de haber nacido de la iniciativa de un oscuro caballero de Champaña, Hugo de Payns. Nos limitaremos a señalar, que en una época en que era fácil y frecuente forjarse un pasado prestigioso, los templarios, a diferencia de los hospitalarios, no lo hicieron así...'.
[Alain Demurger: 'Auge y caída de los templarios' (1)]

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(1): Editorial Planeta De Agostini, 2005


Rutas del Temple 6: Renieblas


'Lo mismo que los cátaros y Juana de Arco, el Temple alimenta uno de los filones inagotables de la pseudohistoria, la que no tiene otro objeto que ofrecer a los lectores ávidos su ración de misterios y de secretos. Existe la historia del Temple y existe la historia de su leyenda. El historiador no se ocupa solo de la verdad; se ocupa también de lo falso cuando se ha tomado como cierto; se ocupa también de lo imaginado y lo soñado. Sin embargo, se niega a confundirlos...'.
[Alain Demurger: 'Auge y caída de los templarios' (1)]

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(1): Editorial Planeta De Agostini, 2005.