domingo, 7 de octubre de 2012

La Magia acuática soriana: sugerencias para una ruta inolvidable


Qué duda cabe, que uno de los mayores atractivos con los que cuenta Soria y su provincia, son esos espacios naturales en los que el agua, seduciendo al tiempo y la erosión, ha moldeado un entorno determinado, dotándole de una magia muy especial. Lugares semejantes, hay muchos, como puede comprobar cualquiera que se dedique a patearse sus caminos milenarios, pero la ruta que propongo, sobre todo a aquellos que todavía no han puesto los pies por estas lindes, no sólo es fácil de realizar, sino que estoy seguro de que también les dejará un inolvidable sabor de boca.
Porque, partiendo de Soria capital, una vez visitado el Duero, con sus leyendas, su paseo de los enamorados, su monasterio de San Polo y su ermita de San Saturio, y tomando la N234 en dirección a Burgos, el viajero podrá acceder, sin dificultad, a lugares como Fuentoba, la Laguna Negra y Muriel de la Fuente y el nacimiento del río Abión, más popularmente conocida como la Fuentona o el Ojo de la Fuentona.


El Duero: es un río de generoso caudal, que siempre deja una nota de melancólica belleza a su paso por Soria, llevándose el susurro de las hojas de los álamos que acampan en sus orillas; los suspiros de los enamorados, que caminan de la mano hacia la ermita de San Saturio, una vez dejada atrás las soledades del antiguo monasterio templario de San Polo; los mensajes grabados en las cortezas de los árboles, mensajes cuyas cifras son fechas, y el canto ancestral, tierno y embelesado de los poetas.


Fuentetoba: pueblecito situado a siete u ocho kilómetros de Soria, al este de la Sierra de Cabrejas y a la vera del Pico Frentes, donde nace el arroyo La Toba que se desliza por sus imponentes laderas, dando lugar a una espléndida cascada. A pesar de estar rodeado de urbanizaciones modernas, el pequeño terreno que conforma el paseo hacia la cascada, es un vergel digno de los antiguos relatos mitológicos y las antiguas correrías de ninfas, tipo Diana. Así que, atentos, yo no descartaría el encuentro fortuito con alguna náyade, sobre todo, si las lluvias han sido generosas y el arroyo desplega un apetitoso caudal.

 

La Laguna Negra: posiblemente sea uno de los lugares más conocidos de la provincia. Aún así, animo al viajero a desviarse por Cidones y bordear el embalse de la Cuerda del Pozo hasta Vinuesa, la Villa y Corte de Pinares, de donde parte la carretera que se adentra, mostrando sus orgullosos pinares, hacia las estribaciones de los Picos de Urbión, donde se localiza este óvalo mágico, cuyas características dieron origen a multitud de historias y leyendas. Un pulmón natural, que todavía conserva esencias inaprehensibles de su enigmático pasado.



La Fuentona: pasado Calatañazor, delicioso e histórico pueblo, y a apenas cinco kilómetros, en el término municipal de Muriel de la Fuente, posiblemente encontremos el caso más espectacular de 'magia acuática' no sólo de la provincia, sino que me atrevería a decir, también, que de la Península. El nacimiento del río Abión, que da lugar a un óvalo misterioso -las enormes cavernas que se localizan, no han podido ser todavía estudiadas del todo y se supone que se extienden cientos de kilómetros hasta conectar con el mar- cuyos colores proporcionan un intenso cromatismo que rivaliza con la pureza y claridad de las aguas río abajo y los extensos bosques, hacen del lugar, un espacio natural de primer orden. En las cercanías, se localiza también el antiquisimo sabinar de Calatañazor. Una aventura natural, que no dejará indiferentes a adultos y niños.

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Estimado amigo: si te animas a hacer la ruta que te propongo, ya me dirás, si no es verdad aquello de Ven a Soria y sal si puedes.