domingo, 6 de septiembre de 2009

Crónicas del olvido: despoblados


Despoblado, una palabra que deja un sabor amargo en la boca; una palabra fea, como un tachón de tinta en la conciencia de los hombres, que trae a la memoria sinónimos tan feos como abandono, ruina, alejamiento y olvido. No son pocos los kilómetros que en estos dos últimos años de mi vida, he realizado por diversas provincias de España. Y en mayor o menor grado, han sido muchos los pueblos en estas condiciones por los que he pasado. No hace mucho, cerca de la segoviana población de Fuentidueña, pude contemplar lo que quedaba -mejor dicho, lo que apenas quedaba- de lo que antaño fuera un pueblecito llamado Pospozuelo: su iglesia románica que, emplazada junto a la carretera, tiene trazas de alguna restauración anterior, sin duda con el único fin de atraer a turistas y visitantes, dado que esta clase de turista -al que yo definiría como turista románico- parece ser que está o estamos, últimamente de moda.
También, hace un par de días y en Telemadrid, tuve ocasión de ver un entrañable reportaje de un acontecimiento histórico acaecido recientemente en un pueblo de apenas una cuarentena de habitantes, todos ellos mayores, cuando no rozando ya la ancianidad: el nacimiento de un bebé. El pueblo en cuestión, de nombre Contamina, supongo que debe de ser de sobra conocido para todos aquellos que en alguna ocasión se hayan acercado hasta el Monasterio de Piedra. Ni qué decir tiene, que el bebé se ha convertido en el foco de atracción -cuando no de Esperanza- para todos los vecinos que, cuales Reyes Magos, lo adoran como si fuera el Niño Dios. Y no es para menos pues, si este acontecimento no se repite con más parejas en edad de criar y permanecer en el pueblo, Contamina, como muchos otros pueblos a los que me estoy refiriendo, terminará convirtiéndose en un despoblado más.
Ahora bien, ¿queda esperanza?. He aquí una cuestión que me estoy planteando desde que el pasado lunes, 24 de agosto, cuando regresaba de la romería de San Bartolomé y la Virgen de la Salud, paré a repostar en Medinaceli y compré varios periódicos -como de costumbre- para procurar informarme de los acontecimientos relativos a la provincia. En El Mundo-Diario de Soria, aparecía un pequeño artículo que, bajo el título 'El Consistorio busca a los propietarios de viviendas en ruinas de Fuentes', me hizo pensar que tal vez, tal vez, y en lo que a la parte de Ágreda se refiere, alquien que puede hacerlo TIENE UN PLAN.
¿Hay, pues, motivos para el optimismo?. Desde luego, habrá que estar atentos y comprobar si en los distintos consistorios, ocurre como ha venido ocurriendo siempre en las escuelas: que se copien unos a otros por un bien de interés general.
De cualquier manera, dicho lo dicho, no puedo dejar pasar la ocasión para felicitar la iniciativa del consistorio agredense y desearles mucha suerte en este, necesario y justo proyecto de rehabilitación.