jueves, 20 de mayo de 2010

Crónicas de la Soria Romántica: Iniciales que son Nombres, Cifras que son Fechas...



'Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas...'.

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Apenas nada ha cambiado desde los tiempos en que Antonio Machado, siendo maestro en Soria, escribiera estos versos, sintiéndose inspirado por el hechizo de este sendero que, partiendo de la puerta del antiguo monasterio templario de San Polo, acompaña al Duero por su ribera izquierda hasta terminar, algunos centenares de metros más arriba, en la evocadora ermita de San Saturio.
Desafiando al tiempo, e inmortalizadas en las duras cortezas de los chopos, esas iniciales que son nombres de enamorados, esas cifras que son fechas, permanecen inalterables como el más certero testimonio de la necesidad que acompaña al ser humano de expresar una parte importante de sí mismo: sus sentimientos.
Lejos de ser un acontecimiento social aislado o característico de una determinada época o una determinada sociedad, ésta necesidad de expresión, ha acompañado al hombre desde el alba de los tiempos: en el lento transcurrir de la vida en el interior de las cavernas; en los capiteles del románico, cuando el cantero moldeaba la piedra en virtud de su estado o momento espiritual; en la pluma de los poetas, cuya mano actuaba de médium para transmitir las visiones especiales que envolvían lo más brillante de su alma; en las baladas más íntimas, como aquélla de Feelings -Sentimientos- que inmortalizara Nielssen allá, por aquéllos felices años setenta. O, sin ir más lejos, en esas coplillas que se cantan en los Sanjuanes, que no dudan en afirmar la eternidad de los amores que nacen en San Juan.
Sea como sea, no creo errar en absoluto si afirmo que no hay lugar más romántico en toda Soria, que este sendero de enamorados, que hace que quien lo visite, vecino o forastero, sienta como suyos aquellos otros versos del Maestro, que así decían:
'Mi cantar vuelve a plañir:
aguda espina dorada,
quien te pudiera sentir
en el corazón clavada...'.

lunes, 17 de mayo de 2010

Soria se hace camino al andar: Tercer Aniversario

Cuando se inicia un proyecto, nunca se sabe cómo se va a desarrollar, y sobre todo, si va a tener continuidad y razón de ser en el futuro. Tal día como hoy, hace tres años, Soria se hace camino al andar, se puso en marcha. Sus primeros pasos, inciertos y vacilantes, comenzaron como un hobby, como una especie de pasatiempo, propiamente hablando, encaminado a aprovechar esos fines de semana ociosos, lejos de una gran urbe y su aburrida monotonía existencial, de conocer y ver siempre lo mismo. Recorrer y dar a conocer una provincia, procurando siempre tener una visión lo más objetiva posible, no resulta nunca una tarea fácil. Requiere soñar, tener paciencia, espíritu de sacrificio, y por encima de todo, la aportación de mucha ilusión. Creo, dentro de lo que cabe, que todos esos requisitos, en mayor o en menor medida, los he ido cumpliendo con creces. O al menos, lo he intentado y continúo intentándolo.
Soria ha sido siempre una provincia amiga y entrañable; una provincia que comencé a sentir cuando apenas era un mozalbete y acampaba algunos veranos en el embalse de la Cuerda del Pozo, enfrente de esa famosa Playa de Pita donde muchos escolares –no sólo de la provincia, sino que también de otras provincias- disfrutan de sus vacaciones estivales en camaradería y naturaleza.
De la mano de mi tío –recientemente fallecido- y también de la numerosa familia con auténticas raíces celtíberas, asentada en la capital soriana, conocí y viví con ilusión unos inolvidables Sanjuanes. Fue, en esas horas calurosas precedentes al mediodía, cuando, aprovechando la sombra de los pinos, aunque expuesto siempre a la impertinencia de algún tábano perturbado y alguna que otra mosca cojonera –de las familiares, como aquéllas otras que le sugirieron el poema a Antonio Machado- comencé a percibir, utilizando como acicate de la imaginación el vehículo de la lectura, la magia subyacente, por ejemplo, a los Arcos de San Juan, al Monte de las Ánimas y cómo no, a ese importantísimo santuario, colgado como un farol sobre una peña en la margen izquierda del Duero, precioso y sagrado por encima de cualquier otra consideración, que es San Saturio.
Fueron éstos, precisamente, mis primeros pasos, antes de comenzar a ampliar horizontes e intentar siempre ir más allá de lo conocido, pues, aunque pequeña, Soria es una provincia que reúne una variopinta mezcolanza de elementos, bastante más que suficientes para hacer las delicias de un soñador.
Porque, en el fondo, eso es, o en eso termina convirtiéndose a la larga, un caminante: en un auténtico soñador.Ya lo decía ese, mi gran admirado poeta, que fue Antonio Machado: yo voy soñando caminos… Dejadme, pues, que comparta con todos vosotros la ilusión que me produce ir soñando caminos y el orgullo particular que siento de que este blog, hecho por y para Soria, continúe haciendo camino al andar durante otro año más.