San Leonardo de Yagüe: la Virgen de la Vega

A diferencia de su homónima y Patrona de Salamanca que, expuesta en el Altar Mayor de la catedral vieja, se la puede ver cubierta de piezas de cobre, bronce, oro, así como por ornamentos de piedras preciosas y adornada con joyas donadas como ofrenda por los feligreses a lo largo de los años, la talla de la Virgen de la Vega que puede contemplarse actualmente en la parroquial de San Leonardo de Yagüe, destaca, no tanto por su sencillez, como por su extraordinaria pequeñez -a ojo de buen cubero, unos 30 cmts. de altura, aproximadamente- que la equipara con otras relevantes tallas románicas, siendo la talla de la Virgen del Pilar, el ejemplo más significativo.
También, al contrario que nuestra entrañable Pilarica, la Virgen de la Vega mantiene una posición sedente, con el Niño sentado sobre la pierna izquierda. Tal vez por equiparación con otras tallas de veneración fervorosa, tiene una imponente corona sobre la cabeza y un velo blanco que, cuál velo inmaculado de novia, le cae desde la cabeza hasta la espalda. Se aprecia, así mismo, un largo rosario de cuentas blancas -semejantes a perlas- que mantiene enroscado con una vuelta sobre la muñeca izquierda; justamente esa muñeca, cuya mano sostiene un símbolo o atributo característico de este tipo de tallas: una bola o un pomo que, dada la calidad del color que destaca en todo el conjunto, hace como buena la suposición de una no muy lejana restauración. Con respecto a este elemento en particular, no es un secreto que tiendo a identificarlo como una fruta; en concreto, el melocotón, símbolo celestial y representación simbólica de la inmortalidad.
La mano de la Virgen, y es éste otro detalle que llama poderosamente la atención, tiende a la exageración, con lo cuál, a la hora de intentar ofrecer una interpretación, el investigador se encuentra con dos factores singulares a tener en cuenta: posibles rasgos de gigantismo, comunes, por otra parte, a numerosas tallas localizadas en Navarra -provincia con un gran potencial histórico mariano- o bien, como me comentaba una entrañable amiga mientas charlábamos plácidamente sentados en una terraza, refrescándonos con sendos 'acuarius' -que aunque no dan alas, apagan sin embargo la sed y dejan buen sabor de boca- como una señal dejada con todo el sentido por el artista para señalar algo que él consideraba de importancia. En este caso, se puede argumentar con el objeto.
Curiosamente, y en esto difiere de las numerosas tallas de vírgenes románicas y góticas que he podido observar en diversos lugares de la provincia, el Niño no sostiene en su mano izquierda el tradicional libro -abierto o cerrado, según sea el carácter esotérico o exotérico inferido por el artista tallador- sino otra bola o pomo -o melocotón- de color rojo, idéntica a la que sostiene la mano de la Madre.
Sí difieren un poco en los colores, pues, como en el caso de la Virgen del Castillo de San Esteban de Gormaz, destaca el dorado con ribetes rojos, lo cuál, bajo mi punto de vista, no deja de ser un dato significativo, en cuanto a la simbología de los mismos se refiere.
La base del pedestal sobre la que se asientan, de geometría hexagonal, muestra al frente motivos florales, que se ven 'escoltados' en los lados, por dragones alados, de color dorado, también. Otro dato significativo y único, por lo que a mi respecta, vuelvo a decir que en las tallas románicas que he tenido oportunidad de ver y observar hasta el momento.
Y por supuesto, podemos encontrar, también aquí, el detalle de la poca consonancia entre los rostros de la Madre y el Hijo. Concordancia que se deja entrever, de una manera clara y contundente, en el color -aquí, por ejemplo se cambian los papeles con la Virgen del Castillo de San Esteban de Gormaz, por continuar con el ejemplo citado- donde el cabello de la Madre es rubio y moreno u oscuro, el del Hijo.
Por supuesto, apenas existen referencias sobre tan magnífica talla, aunque, por la forma de los rasgos -que me recuerdan a los de la Virgen del Val o del Valle, de la encantadora población soriana de Pedro- yo tendería a situarla en los siglos XI-XII. Un velo de misterio, pues, se cierne sobre ésta Virgen que, a modo de colofón a la presente entrada, me parece, por sus características, sencillamente sensacional y digna de un estudio en profundidad.
Sólo me resta añadir, como anécdota, que la conocí gracias al 'atambor' o buena suerte que -al contrario que a Almanzor en Calatañazor- parece que me acompaña últimamente en mis desplazamientos por la provincia. Sobre ello, decir que siempre he pensado en el caprichoso proceder que puede llegar a tener algo tan subjetivo como la suerte o la fortuna. Si no fuera así, ¿cómo es posible, pregunto, que me tropezara en una esquina precisamente con la persona que tiene la llave de la iglesia -además de don Felipe, el párroco, que yo sepa- y que ésta accediera amablemente a franquearme el umbral?.

Comentarios

Aritul ha dicho que…
Me gustaria leer tus opiniones de San Leonardo de Yague como has puesto de Arganza. Me interesa mucho el tema de la despoblacion que afecta muchos pueblos espanoles particularmente sorianos. Me puedes sugerir alguno articulo que puedo leer para saber mas de este tema? Gracias.
juancar347 ha dicho que…
De momento, no dispongo de mucho material de San Leonardo de Yagüe; pero como sabes, San Leonardo es una ciudad que se creo algunos años después de la Guerra Civil española, en los años cuarenta o cincuenta y lleva el nombre de uno de los generales del bando vencedor, cuya estatua ha sido retirada hace algunos meses. Comenzó siendo un barrio de Arganza, pueblecito en la actualidad despoblado que se encuentra a 1 kilómetro de distancia. Aún se conservan en San Leonardo parte de las murallas medievales, pues hubo guarnición allí, y los restos de un castillo o fortín, que tienen la particularidad de poseer una planta en forma de pentágono. Por su situación, está cerca de la frontera con la provincia de Burgos, una cuarentena de kilómetros, aproximadamente, y en la actualidad alberga una considerable población, incluida la de Arganza. La despoblación es un tema grave, sobre todo en provincias como Soria, y son numerosos los pueblos abandonados y despoblados que existen en la provincia. Hace tiempo, escribí algo también de otro despoblado: Navaleno. Creo que es una crónica que hice allá por el año 2008. Espero que te sirva de algo. Saludos
Aritul ha dicho que…
Gracias, Juancar. Lo que has puesto me ha ayudado. Si has escrito algo sobre Navaleno, voy a leerlo porque es otro pueblo conocido.

Este es un poco fuera del tema pero otro cosa que note fue que hay una gran disparidad entre la cantidad de hombres solteros y la cantidad de mujeres solteras en los pueblos rurales (por lo menos SanLe, Navaleno, y Hontoria). Que piensas tiene la culpa de esto?

Gracais otra vez.
juancar347 ha dicho que…
Perdona, pero he cometido un error: Navaleno no está despoblado, es un pueblo con mucha vida situado muy cerca de San Leonardo. El despoblado al que me refería es Navapalos, que se encuentra en otra zona de la provincia, cerca de El Burgo de Osma y Caracena. Hace algunos años se pretendió hacer unas escuelas-taller para recuperar la arquitectura popular; el proyecto fracasó. Sobre tu pregunta, la verdad, no me lo he planteado, pero supongo que tiene que ver con las pocas ganas que la juventud tiene de trabajar el campo, el buscar otras oportunidades en las grandes ciudades que conlleven un estatus de independencia, el deseo de no depender de nadie...

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