El Arte Hermético en San Saturio
Dentro de este paganismo artístico disimulado, no dejan de ser igualmente interesantes, aquellos personajes que, venerados por el pueblo en base a unos hechos cuando menos legendarios y aún a pesar de su aparente santidad poco apreciados en realidad por los poderes fácticos eclesiásticos, portan consigo un simbolismo hermético de características singulares que, como también decía nuestro pequeño héroe, en otra de sus frases sin desperdicio, hacen pensar en que lo esencial es invisible a los ojos.
Lejos de pretender crear un axioma o una regla sin excepciones, sí es cierto que, dentro del enorme universo santoral cristiano, existen una serie de figuras definidas, cuya presencia se repite a todo lo largo y ancho de la geografía peninsular, con una persistencia que, lejos de ser casual, sugiere un tipo de interés oculto, o tal vez una clave iniciática olvidada, convertida en la actualidad en un culto sin más, consentido de buena o mala gana.
Discípulo de Jordan y Palomino, Zapata concluyó su obra pictórica en 1704. Dentro de las figuras santorales de esta pequeña Capilla Sixtina -metafórica y comparativamente hablando- destaca, en principio, la figura misteriosa de San Antón, luciendo sobre su hombro, perfectamente visible, una cruz tau; cruz que, por otra parte, caracterizó a una no menos misteriosa congregación religiosa, los antonianos, de pensamientos afines a los del Temple y asentados en ciertos lugares del Camino de las Estrellas, Camino de la Vía Láctea o Camino de Santiago, como Castrojeriz y Olite, donde fundaron Preceptorías Generales que se remontan al siglo XII. Famosas, al parecer, fueron las curaciones que los antonianos hacían del llamado mal de los ardientes (1), valiéndose, entre otras técnicas y remedios, de la imposición de ésta cruz.
Curiosa, cuando no deliberadamente, volvemos a encontrar una segunda cruz Tau en la ermita, grabada en la pared, por encima de la puerta de salida. Más arriba de ésta, otra cruz, patriarcal, para más características, llama también la atención, pues no en vano se asocia con los lignum crucis, el árbol de la vida y señalar, así mismo -aunque no hay constancia ni referencia que lo certifique-, la presencia de algún pedazo de la Vera Cruz custodiado en tiempos en el lugar por los templarios que regentaban el cercano monasterio de San Polo, dominando, de paso, el acceso a la ermita.
También algunos animales se caracterizan por su unión o acercamiento a las figuras de numerosos santos, siendo, tradicionalmente, el cerdo, la figura totémica e inseparable compañera, del santo en cuestión que nos ocupa. Figura, por otra parte, que acompañaba a ciertos dioses de la Antigua Religión, como puede ser el caso de la diosa celta Freya.
Simbólica, como pocas, es la calavera que suele acompañar a la gran mayoría de representaciones del Calvario y que, en el caso presente, se localiza, cuando menos, en una escena de anacoretismo que, independientemente de otra escena cercana que describe el milagro del paso del Duero por San Prudencio, puede representar aspectos de la vida del Santo Patrón soriano de origen godo. Su presencia resulta significativa, porque puede ser una alegoría a la tradición relativa al cráneo de Adán y el Árbol de la Vida, de cuyo tronco procedía el madero en el que habría de ser crucificado Cristo (2). De hecho, si observamos con detenimiento el objeto parecido a una tibia que hay junto a ella, observaremos que más que un hueso humano, parece una rama.
Otro tema que se localiza artisticamente en la obra de Zapata, es el de las Virtudes (3), conceptos ya conocidos en las escuelas filosóficas de la Antigüedad, que encontrarían su correspondencia hermética en los Triunfos Menores del Tarot, técnica adivinatoria basada en la interpretación de los naipes, cuyos orígenes, inciertos, desde luego, algunos autores sitúan en el Antiguo Egipto, y más concretamente en un libro controvertido como pocos: el Libro de Toth.
(1): Enfermedad también conocida como fuego sacro o fuego de San Antón, cuyos síntomas eran similares a los de la lepra en su fase más avanzada y que estaba provocada, según parece, por la ingestión de harina de centeno contaminada. Para más información sobre esta enfermedad y los antonianos, recomiendo la lectura del estudio realizado por Pilar Pascual Mayoral y Pedro García Ruiz 'Los antonianos y la cofradía de San Antonio Abad de Calahorra', disponible en archivo PDF en la siguiente dirección web:
dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=3096295&orden=0
(2) Para mayor información sobre el tema, recomiendo la lectura del libro de Rafael Alarcón Herrera, 'La otra España del Temple', Editorial Martínez Roca, 1988, Capítulo 5 (Los Lignum Crucis, retoños del Árbol de la Vida), páginas 139-140.
(3) Un estudio extraordinariosobre este aspecto artístico-hermético del tema de las Virtudes y del simbolismo en general de la obra de Zapata en San Saturio, es el realizado por Teresa Hernández Benito: 'La figura de San Miguel Arcángel en San Saturio: connotaciones hermético-templarias, simbología de Vicios y Virtudes en el Santuario', Revista de Soria Nº57, verano de 2007'.
Comentarios
Besos.
Pero no acabo de entender... ¿Qué le pasa a San Antón? ¿Y al resto de los frescos? Cada uno de ellos representa a un anacoreta (y a Cristo durante su retiro al desierto). Personajes con vivencias similares a San Saturio...
¿Qué hay de hermético en ello?
Susana
Nos abrazamos pronto.
Un abrazo.
Toda una verdadera revolución frente a órdenes monásticas de la época que tenían cuantiosos bienes raíces y rentas saneadas.
En suma, una amenaza del orden constituído. Diabólica.
Salud y románico
En este templo poligonal, heredero quizá de una capilla del Temple, no es significativa la presencia de san Antón, únicamente, sino el conjunto de anacoretas:
"A comienzos de la Edad media, en la España septentrional, muchos ermitaños fueron transformados en santos locales. Sus reliquias y los lugares en que moraron se convirtieron en centros de devoción y todavía hoy mantienen ese carácter". (R. Alarcón, "La estirpe de Lucifer", p.81).
El caso es que, dichos ermitaños, sirvieron la mayoría de las veces para sincretizar en su persona a divinidades o genios, locales, de la Religión Antigua, asociados a la naturaleza. Y los lugares donde recibieron veneración: cuevas, bosques, fuentes, son ahora ermitas y capillas de gran devoción... El pueblo llano, se niega siempre a abandonar sus viejas creencias, se empeña en perpetuarlas aun a costa de cambiarles la imagen.
[Sobre los milagros de san Saturio y el Temple, hay una curiosa leyenda en R. Alarcón, "La estirpe de Lucifer", p.337-340; también "La otra España del Temple", pp.184-187].
Salud y fraternidad.
En fin, que vosotros salís de viaje y la que les escribe también. A la vuelta os seguiré leyendo. Mientras tanto os deseo que lo disfruteis muchísimo.
Un abrazo a todos.
La aparición de la orden mendicante en el siglo XIII supone una extrema novedad en el brazo regular de la Iglesia. Su extrema pobreza subvierte el orden de las monásticas poderosas y un dato importante: prohíbe vidrieras historiadas y pintadas en sus iglesias, exceptuando la principal, detrás del altar mayor, pero siempre que sean dedicadas al Crucifijo, a la Virgen, a San Juan, a San Francisco o a San Antón (¿ os sugiere algo esto?).
Luego, como siempre, la historia sería testigo de una paulatina riqueza de franciscanos y clarisas ( de esto fue testigo JuanCar en Medina de Pomar)que nada tiene que ver con su inicial austeridad. Pero, en principio y en su aparición, la amenaza que supuso para el poderoso, los condicionaría a su representación demoníaca.
Feliz descanso.
Un abrazo
Es una faceta más para agregar al prisma,a la hora de ver una obra de arte.
Seguiré con interés el desarrollo de ésta entrada.
Un abrazo.
Un abrazo.