La perla negra de los Picos de Urbión:la Laguna Negra



Introducción


'La tierra de Alvargonzález'


[Antonio Machado]




'Los hijos de Alvargonzález no saben lo que han hecho. Al padre muerto arrastran hacia un barranco por donde corre un río que busca al Duero. Es un valle sombrío lleno de helechos, hayedos y pinares.


Y lo llevan a la Laguna Negra, que no tiene fondo, y allí lo arrojan con una piedra atada a los pies. La laguna está rodeada de una muralla gigantesca de rocas grises y verdosas, donde anidan las águilas y los buitres. Las gentes de la sierra en aquellos tiempos no osaban acercarse a la laguna ni aún en los días claros. Los viajeros que, como usted, visitan estos lugares han hecho que se les pierda el miedo.


Los hijos de Alvargonzález tornaban por el valle entre los pinos gigantescos y las hayas decrépitas. No oían el agua que sonaba en el fondo del barranco. Dos lobos asomaron al verles pasar. Los lobos huyeron espantados. Fueron a cruzar el río, y el río tomó otro cauce, y en seco lo pasaron. Caminaban por el bosque para tornar a su aldea con la noche cerrada, y los pinos, las rocas y los helechos por todas partes les dejaban vereda como si huyesen de los asesinos. Pasaron otra vez junto a la fuente, y la fuente, que contaba su vieja historia, calló mientras pasaban, y aguardó a que se alejasen para seguir contándola.


Así heredaron los malos hijos la hacienda del buen labrador que una mañana de otoño salió de su casa y no volvió ni podía volver...'





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¿Qué extraño hechizo hace que los hombres, a lo largo de los tiempos, sientan fascinación por lugares como éste?. Su incomensurable belleza y soledad; su acceso agreste, restringido y salvaje, donde todavía es posible ver manadas de lobos abrevando en las orillas, para luego volver a perderse en lo más tupido de los bosques circundantes; su fama de lugar misterioso, en torno a la cuál se han tejido multitud de leyendas, muy similares -en esto, el folklore parece tener una raíz común- a las que se oyen en lugares parecidos, no ya ubicados dentro del territorio de la Península Ibérica, sino a todo lo largo y ancho del mundo.


Hablar de la Laguna Negra, es hablar de belleza y tradición, aunque en la actualidad, la mano del hombre va penetrando cada vez más en sus dominios, dejando un rastro muy fácil de seguir. En efecto, carteles a lo largo del camino con información del lugar y la ruta o rutas a seguir, por senderos expresamente construidos mediante empalizadas de madera, semejantes, por su forma, a aquellas otras que delimitan el contorno de un pequeño muelle.
Miradores de trecho en trecho, donde se puede contemplar el agua -no tan 'negra', por cierto, en las orillas- así como algunos ejemplares de la fauna marina que la habita, donde destaca -por su elengancia y voracidad- la reina por excelencia de los ríos: la trucha, que, dicho sea de paso, encuentra unos oportunos aliados en los carteles que, colocados estratégicamente a lo largo del camino, especifican 'tramo libre sin muerte'.
Residencia de águilas y buitres -como no podía ser de otra manera en un lugar de tales características- los Picos de Urbión semejan un puño de sólida roca cerrándose sobre ella, haciéndola parecer un óvalo más o menos perfecto, eternamente mirando al cielo.
Es creencia popular -alentada por poetas y escritores como Gerardo Diego y Antonio Machado- suponer que la Laguna no tiene fondo, y que sus aguas desembocan en el mar, aprovechando las grutas y otras arterias naturales de la tierra. Y puede que no les falte razón, a juzgar por las numerosas fuentes y manantiales que, como serpientes de escamas plateadas, descienden por sus laderas, atravesando caminos y bosques, ofreciendo al caminante sediento un fresco sabor a sierra.
También es posible ver rebaños de vacas, de dorado pelaje, que pastan indolentemente en los prados cercanos, acostumbradas -dada su indiferencia- a los visitantes y hasta es posible que, una vez de regreso, te encuentres en el parabrisas del coche un papelito, creado ex-profeso para saciar el hambre de la larga caminata con platos caseros y, a juzgar por las fotografías a todo color, suculentas carnes argentinas a la brasa.
Es más que posible, también, que el visitante descienda de la Laguna sin conseguir ver a ese monstruo que dicen las malas lenguas que habita en el interior de las frías y oscuras aguas y sea tan escurridizo e inexistente, seguramente, como Nessie, el famoso monstruo del lago Ness; ni ver tampoco -en éste caso, afortunadamente, supongo- a esa ninfa perversa, cuya belleza sobrenatural atrae a los hombres, arrastrándoles hasta el fondo; por supuesto, tampoco encontrará señales de Alvargonzález, ni de sus hijos parricidas, que encontraron justo castigo en el fondo de la Laguna, donde arrojaron el cadáver de su padre. No, nada de eso encontrará el visitante, como tampoco encontrará huellas de la visita de Gerardo Diego en 1901 y de Antonio Machado algún tiempo antes que él.
Pero de lo que estoy seguro, es de que el espectáculo no le dejará nunca indiferente si es amante de la belleza. Y de regreso a casa, irá poniéndose excusas para regresar, pensando, convencido, que no ha sacado la fotografía perfecta capaz de captar el alma del lugar; ni la toma de vídeo genial que causará sensación en las visitas a YouTube. Sí, cualquier excusa le resultará siempre buena para volver, porque, estoy convencido de que en el fondo, todo aquél que va, termina -como Harry Potter- creyendo que la Magia existe.
Rutas
Varias son las rutas que llevan hasta Vinuesa, aunque la más frecuentada sea la que va en dirección a Cidones. Sin embargo, yo escogí el desvío hacia El Royo -situado poco después de dejar atrás el Monte Valonsadero, lugar de visita recomendado por su belleza, así como por las pinturas rupestres que alberga entre sus rocas, de donde se extrajo hace siglos la piedra del claustro románico de San Juan de Duero-, carretera SO-800, donde se pueden ver pequeños y pinturescos pueblos, como Derroñada -a la entrada del pueblo hay una cruz con el rostro de Cristo y la leyenda: 'Se bendijo esta cruz y se consagró el pueblo de Derroñadas al Sagrado Corazón de Jesús el día 5 de septiembre de 1926, A.M.D.O.'- desde donde se enlaza con la carretera SO-820 que, rodeando el Embalse de la Cuerda del Pozo -todavía puede verse sobresaliendo de las aguas la torre de la iglesia del sumergido pueblo de La Muedra- lleva hasta Vinuesa. De alli parte la carretera que, atravesando el llamado Valle del Revinuesa -simplemente su belleza bien vale una excursión de fin de semana-, lleva hasta la Laguna Negra. Eso sí: se recomienda ir con mucha precaucación, pues, por desgracia -en esto, la Diputación Provincial de Soria merece un rotundo suspenso-, esta carretera está en tan malas condiciones, que se puede sufrir un grave percance con el coche, dado los numerosos baches que la socaban.


Comentarios

Carlos Maza ha dicho que…
Excelente blog, bien escritos los textos además, con rincones interesantes a los que me pude acercar hace un par de años. Fruto de aquel viaje fue una web:
http://www.telefonica.net/web2/cmaza/soria.htm
que espero sea de algún interés como visión de alguien alejado de la tierra soriana que la encuentra por primera vez. Echaré un vistazo de vez en cuando, enhorabuena por la iniciativa.
juancar347 ha dicho que…
Muchas gracias por tu comentario. Eso anima a continuar. Por cierto, he echado un vistazo a tu página web, y aunque tengo que 'estudiarla' más a fondo, me parece muy interesante. Si no te importa, ya te comentaré más adelante.
Un saludo,

Juan Carlos

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