La Soria Templaria - II

Últimamente en el ojo del huracán por los proyectos urbanísticos planeados en el entorno de Numancia, Garray, pueblo situado a escasos kilómetros de la capital siguiendo la N122 en dirección a Logroño, conserva una joya del románico que -aún después de haber sido convenientemente restaurada y haber perdido parte de su estructura interior original, como el coro- todavía conserva ciertas sospechosas huellas de identidad, que señalan la posibilidad de que los freires milites estuvieran en tiempos rondando por el lugar.
Antes de pasar a denominarse de los Santos Mártires -hecho acaecido durante los siglos XVI ó XVII- ésta iglesia, situada al pie del yacimiento, y lugar desde donde se domina tanto la ciudad como el entorno circundante, estaba consagrada a una figura a la que éstos eran especialmente devotos: el arcángel San Miguel.
Independientemente de ciertas curiosidades que se pueden observar en el exterior -como, por ejemplo, ese diminuto laberinto grabado en una de las piedras del pórtico y que bien pudiera representar el cerco a Numancia, o esa no menos curiosa marca de cantería que se localiza cerca del ábside y que por su forma de tridente recuerda el símbolo que lucía en la panza el famoso OVNI de San José de Valderas, Madrid, que allá por 1967 diera origen al escabroso 'asunto Ummo'- la mayor evidencia de la presencia del Temple en algún momento de la Historia, se localiza, con mayor intensidad, en su interior.
En efecto, detrás del altar, e incluso en su suelo, la presencia de varias cruces patadas inducen a esa suposición. Estas se localizan también cerca de la entrada, en el retablo de una pequeña capilla que en tiempos albergó las reliquias de los Santos Mártires. Como colofón, añadir que en sus inmediaciones fue hallada la denominada Virgen de Numancia y que, en opinión de Don Carmelo Enciso, párroco del pueblo, se supone que la iglesia se levanta sobre un antiguo cementerio romano.
Futura sede de las próximas Edades del Hombre, el claustro románico de la Concatedral de San Pedro -hay quien opina que ésta es una copia más o menos exacta de la Colegiata de Nª Sª del Mercado, situada en Berlanga de Duero- ofrece una gran y variada muestra de cruces patadas y simbología que bien pudiera tener un origen eminentemente templario. Incluso hay autores que ven en algunos de los canecillos que adornan el claustro, representaciones bafométicas. Como curiosidad, ofrece, también, la figura de un enigmático ángel cuyas manos, agigantadas, inducen a sospechar la existencia de un enigma o un mensaje oculto.
Lindando con los límites de la provincia de Segovia y a escasos kilómetros de Maderuelo, donde los templarios custodiaban un Lignum Crucis en la pequeña pero monumental ermita de la Vera Cruz, la presencia de la Orden en Castillejo de Robledo, se evidencia en las ruinas de su castillo, y sobre todo, en la monumental iglesia de Nª Sª de la Asunción, actualmente en periodo de restauración. Aparte de las leyendas -por ejemplo, la del vallejo caballero- un sólo vistazo al interior de la mencionada iglesia basta alejar cualquier duda acerca de su autoría, tal y como demuestra, por ejemplo, la maravillosa decoración de su ábside, donde se muestran los colores predilectos del Temple: el blanco y el negro. Sirven como atractivo y motivo de curiosidad, también, sendos canecillos que decoran éste en su exterior, con representaciones de índole erótica, poco frecuentes en el románico soriano.
Sin lugar a dudas el lugar de la provincia que menos dudas genera sobre la presencia de la Orden del Temple en tierras sorianas, Ucero y el Cañón del Río Lobos ofrecen el atractivo no sólo de las ruinas de su castillo -desde el que se domina el pueblo, así como la entrada al Cañón- y la ermita de San Bartolomé, sino también la posibilidad de disfrutar de un paraje natural de extraordinaria belleza, en el que existen numerosas cuevas y grutas, de las que sólo están censadas, aproximadamente, unas doscientas cincuenta.
Algunos elementos del antiguo castillo, como la llamada Virgen de Piedra -una estatua-columna que en teoría representa a Santa Bárbara- y el denominado Cristo templario -fue encontrado en uno de los aljibes del castillo- se encuentran actualmente en la iglesia de San Juan Bautista, ubicada en el mismo pueblo de Ucero. En los muros de ésta, puede observarse la mitad de una cruz paté procedente, según todas las informaciones, también del malogrado castillo. La iglesia guarda, así mismo, aparte de una talla de época -posiblemente gótica- y conocida como la Virgen del Rosario, otra talla románica que se conoce con el nombre de Virgen de Villavieja, y que procede de las ruinas de la ermita de igual nombre, situada junto al cementerio municipal.

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