QUO VADIS, NUMANCIA?
Encabezando la comitiva, la imagen del santo era transportada, según la tradición, por cuatro mujeres solteras a las que, caso de cumplirse, San Antonio otorgaría un afortunado matrimonio. ¡Cómo recuerdo unas risillas y algún que otro sonrojo femenino!.
Había tanta expresividad, tanta fuerza emotiva en sus palabras, que me estremecí. Durante unos momentos, incluso el sueño se convirtió en hechizo y abandoné el lugar en el que me encontraba -un punto de las parameras, determinado por una columna blanca- ocupando otro detrás de la empalizada numantina. Desde luego, seguía escuchando la voz de María Jesús, pero ya no la veía a ella. Frente a mí, desplegados en perfecto orden de batalla, un número indeterminado de legiones, esperaba la orden de sus comandantes para avanzar. ¿Hasta dónde llega el valor y qué es en realidad el miedo?. Visto desde la perspectiva en la que me encontraba, sentí que entre ambos sólo podía existir un factor determinante: la desesperación.
Desde aquélla parte de la empalizada -en realidad, uno de los motivos de la causa y efecto del asedio- la más precisa máquina de guerra del mundo antiguo, se preparaba para un asalto que, en teoría, habría de ser fácil. Fue en este punto donde experimenté la épica de la historia, mucho más vívida y real, que aquéllas otras tragicomedias griegas que actuaban sobre el sentimiento del repertorio en fastuosos graderíos: lluvia de flechas; proyectiles ígneos que caían sobre los tejados; gritos de agonía y muerte; elefantes pertrechados para la guerra -bestias monstruosas nunca vistas hasta entonces por los numantinos- haciendo retumbar el suelo en su avance; cohortes de soldados, escudos al frente y lanzas en ristre, avanzando inexorablemente, una vez y otra; humo, griterío, enfrentamientos cuerpo a cuerpo, festín de buitres y alimañas.
Desde mi lugar detrás de la empalizada, asistí al dolor inconmensurable de los ritos funerarios, cambiados en su forma original por necesidad: los niños enterrados en el suelo de los hogares; los cadáveres de guerreros y adultos, apilados en piras y convertidos en cenizas. Las armas de los difuntos, que tradicionalmente se rompían y se enterraban con ellos, vueltas a utilizar por otros guerreros, ante la falta de todo tipo de suministro; el hambre, terrible, dando lugar a actos impropios de canibalismo. Y después de años de desesperada resistencia, el fin.
- Hacia allí -decía María Jesús, en el momento en el que mi conciencia onírica regresó con el grupo- hacia la izquierda de las ruinas, es donde se tiene proyectado levantar el Polígono Industrial Soria II y la Ciudad del Medioambiente.
Recuerdo que pensé, llegados a este fatídico punto, que tanto el Ayuntamiento, como la Junta, estaban empeñados en conseguir lo que ningún nigromante hubiera intentado jamás, ni siquiera aunque le hubieran pagado su propio peso en oro: resucitar el fantasma de Escipión y destruir Numancia y su entorno una segunda vez.
Desperté con una inaudita mezcla de sentimientos. Por un lado, me sentía desolado al comprobar que en pleno siglo XXI, y gracias a las acciones desmesuradas y terriblemente fatídicas de algunas personas, civilización y barbarie venían a convertirse poco menos que en sinónimos. Pero también me quedaba la esperanza de que un golpe a tiempo de sensatez, mantuviera a las excavadoras lejos de aquella tierra que, aún al cabo de los siglos, son el mejor testimonio y la mejor herencia, no sólo para que el escolar soriano comprenda y viva su propia historia, sino para que esa historia sea comprendida y vivida por el resto del mundo.
Vuelvo a repetir: al igual que al santero de Gaya Nuño, me gusta ir a Numancia cuando zumba el viento, cuando cae frío de las alturas, cuando todos los elementos cooperan en hacer triste, espantosa e inerme a la ruina...
Sólo me resta añadir, que no hubiera podido describir esta experiencia, si en el sueño no hubiera recibido, también, una amable invitación de Álvaro de Marichalar. Por ello, así como por las atenciones recibidas, le doy mis más sinceras gracias.
Comentarios
Siempre es muy satisfactorio cuando un sueño que has perseguido durante tiempo se materializa
... así que ese es mi deseo para Numancia, que tu sueño se convierta en realidad!
Abrazos varios
No sabes cómo desearía que tu sueño se hiciera realidad.
Un fuerte abrazo
Un abrazo
Un abrazo
Un abrazo
Un amigo escribe que ha leido mucho a favor y encontra, te puedo asegurar Javier que en contra de estos proyectos y a favor de que se mantenga estos sitios como estan, entre otros muchos esta todo el mundo cultural, lo cual ya dice mucho donde esta la verda. Lo puedes ver en google: nuevo cerco a Numancia y alli veras todo el asunto en la pagian de la Uned.
Y por ultimo. Juan Carlos es un honor tenerte en nuestro bando en la lucha y ademas esta vez creo que las huestes especuladoras y destrozadoras del patrimonio de todos "no pasaran"
Saludos/Jose Maria
Salve Numancia
Un fuerte abrazo a todos
...ni se te ocurra andar descalzo por ahí... recuerda que el fuego hace pupa.
Ah! y que dijiste que no te ibas a inmolar!!!
Feliz revetella!!
Solo lo pueden hacer la gente de S. Pedro de Manrique.
Espero que nos pongas un bonito reportaje de estas fiestas celtiberas y tambien de los sanjuanes pues aunque se llamen asi, no tienen nada que ver con S. Juan sino tambien con el solsticio de verano y la adoracion al toro de los arevacos:
Jueves la saca, viernes de toros, sabado ages, domingo calderas y lunes de bailas.
Saludos/Jose Maria
¡Feliz revetella a ti también!