sábado, 7 de febrero de 2009

Crónicas de la Soria tradicional y milagrera: la leyenda del cautivo de Peroniel

Mi aventura de hoy por tierras de la provincia, me lleva hasta el singular pueblo de Almenar, situado, aproximadamente, a una veintena de kilómetros de la capital, siguiendo la nacional 234 en dirección a Calatayud y Teruel. Aparte de su impresionante castillo -restaurado y en la actualidad, propiedad privada- y de ser el lugar de nacimiento de Leonor -esposa de don Antonio Machado-, Almenar es famoso, sin duda, por una singular y milagrera leyenda, ocurrida en los oscuros tiempos de la Reconquista: la leyenda del cautivo de Peroniel.
Peroniel del Campo, es un pueblecito que se localiza a unos 2 ó 3 kilómetros antes de llegar a Almenar, y de donde, como se puede suponer, era el protagonista de la singular historia que voy a narrar a continuación.
De nombre Manuel Martínez, parece ser que de origen noble. Poco o nada se sabe a ciencia cierta de sus andanzas, a excepción de que fue capturado durante la Reconquista y trasladado a Argel, donde se convertió poco menos que en un esclavo. En efecto, el moro que le mantenía prisionero, le hacía trabajar duramente, labrando sus tierras o haciendo cualquier tipo de duro trabajo que a éste se le ocurriera. Aparte de la natural morriña de la tierra, nuestro hombre era muy devoto de la Virgen de la Llana, cuya talla, románica y datada aproximadamente a finales del siglo XII, se encuentra en Almenar, en la hermosa e impresionante ermita que lleva su nombre.
Tanta era la devoción de Manuel por la Virgen de la Llana y tantos eran sus rezos, que el moro, intrigado, le preguntó:
- ¿Quién es esa mujer a quien tanto invocas?.
El cristiano, arrobado, le respondió:
- Esa mujer a quien invoco es la Reina de los Cielos, que a ti y a mí puede trasladarnos en un momento a mi país, si así se le antojase.
Supersticioso en el fondo, como todo buen moro, éste decidió tomar precauciones y durante la noche encadenaba a su prisionero, lo encerraba dentro de un arcón y él dormía encima. Pero cuenta la leyenda que una noche, mientras dormían profundamente, uno dentro del arcón y el otro encima, sin darse cuenta de nada, les despertó el tañido de unas campanas. Cuál no sería su sorpresa cuando ambos se encontraron en Almenar, en el interior de la ermita de la Virgen de la Llana. Hasta aquí la leyenda, que aunque parezca mentira, no es única pues hubo algún caso más en España; otro, en Francia e incluso uno muy similar en el que los protagonistas fueron varios caballeros templarios prisioneros.
Aunque, por circunstancias, en el día de hoy no he podido ver el arcón y las cadenas que se mantienen bajo llave en el interior de la ermita, ambos, arcón y cadenas existen, y son un foco de atención cultual que atrae a propios y extraños y que, de cualquier manera, en Almenar saben explotar adecuadamente. Pero claro, eso forma parte de otra historia. Porque, hablando de historia, es bueno saber que antiguamente, ésta leyenda formaba parte de la tradicional romería de la Virgen de la Llana; romería que reunía a la nada despreciable cantidad de sesenta pueblos de los alrededores, y que hoy día se reduce tan sólo a los municipios de Peroniel del Campo y Almenar.

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