Zayas de Torres


Situado, aproximadamente, a cinco kilómetros de Zayas de Báscones, Zayas de Torres es otra pequeña población que conserva, cuando menos, dos detalles interesantes: su arquitectura tradicional, que posiblemente en el caso del barro cocido, recuerde los siglos de influencia de la dominación musulmana, y la portada de su imponente iglesia, que se encuentra bajo la advocación de la Virgen de la Fuente. En el primero de los casos, si bien se trata de una arquitectura venida a menos, pareja a la vida y situación de muchos pueblos que van rindiendo progresivamente su tributo de almas a la emigración y la búsqueda de nuevas oportunidades de su juventud, la utilización de los elementos arcillosos de su suelo como material de construcción, recuerda las construcciones norteafricanas, de las que queda un singular ejemplo en la provincia, en la antigua fortaleza, venida también a menos –de hecho, hace uno o dos años, se desmoronaron varios de sus lienzos principales que todavía permanecían en pie milagrosamente- de Serón de Nágima. A esto, habría que añadir, así mismo, las singulares casonas multifuncionales, donde madera y piedra se conjugan armónicamente para ofrecer un magnífico ejemplo de lo que ha sido, durante siglos, la típica casa familiar castellana.

Por otra parte, la iglesia, románica en sus orígenes, ha visto completamente modificada su planta original, hasta el punto de que sólo conserva intacta su portada. Una portada, cuya forma y dimensiones, vuelve a ponernos en contacto, probablemente, con un románico de origen burgalés –no olvidemos la cercanía con la provincia de Burgos- que pudo haber ejercido su influencia, durante los siglos XII y XIII, con la expansión de los talleres itinerantes de canteros procedentes de Santo Domingo de Silos y su entorno, como parece confirmar, además, el detalle de numerosos templos que todavía conservan esta advocación. La iglesia se levanta dominando el pueblo, en el llamado Cerro del Castro, detalle que, unido a la advocación, nos ofrece una idea bastante aproximada de sus antiguos habitantes y los cultos posteriormente cristianizados. Parece ser, así mismo, que por ésta Zayas, pasó también el Cid Campeador camino del destierro: en buena hora, Campeador, habéis ceñido la espada. De Castilla os vais, camino donde vive gente extraña… No cabe duda, tampoco, de que la iglesia debió de tener una hermosa e interesante galería porticada, de cuyas piezas originales –como en el caso de algunos otros templos que hemos tenido ocasión de ver en esta ruta, incluido el cercano sito en Zayas de Báscones-, no queda rastro alguno, no pudiendo por menos de preguntarse uno dónde fueron a parar. Protegida la galería por alambrada metálica para impedir el paso de las aves y evitar sus excrementos en el suelo, a través de ella, se observa una magnífica portada, como se ha dicho, y algunos arcosolios –posiblemente sepulturas en origen- adosados al muro. Constituida por ocho arquivoltas, la mayoría de los capiteles están lisos, por lo que hemos de pensar que puedan ser de reciente factura sustituyendo a los originales, aunque todavía persisten algunos de época, que muestran motivos vegetales y alguno historiado.

Zayas de Torres hace frontera al norte con el río Perales; al sur con Alcozar -paralizado quedó el proyecto de restauración de su imponente iglesia románica- y Rejas de San Esteban -donde merece la pena acercarse para contemplar sus dos magníficas iglesias románicas-; al este, con Zayas de Báscones y al oeste, con Bocigas de Perales.



Comentarios

KALMA ha dicho que…
Hola! ¡Vaya música psicodélica! Otro sitio más para apuntarme, aunque Zayas, en general, será de oírte a ti o de seguirte que me suena... Me encanta la espadaña de la iglesia, ahora, el pórtico no sé porque lo veo con cuadraditos. El barro en las casas, un material utilizado por los musulmanes y que aunque no está de moda en nuestros días, cuando lo ves te recuerda otros tiempos, el otro día estuve viendo en la tele como se seguía haciendo ladrillos de adobe y me preguntaba ¿Cómo se ha perdido? Un elemento barato y a que además mantiene la temperatura tanto en invierno como en verano ¡Colores del pasado! Un beso.
juancar347 ha dicho que…
Hola, bruja. Será que te suena de las últimas entradas, la cercana Zayas de Báscones. Es una buena zona para darse un paseíto con kalma -ja, ja, nunca mejor dicho-, y perderse por estos pinturescos pueblecitos que, como se ve, guardan numerosas sorpresas. Es una pena que se hayan perdido tantas cosas tradicionales y esa afirmación tan correcta que haces sobre las cualidades de los ladrillos, es aplicable -aunque más sufrido y costoso- a la piedra. Como bien dices, colores y sabores de un pasado que, se crea o no, a veces se echa de menos. Un abrazo

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