La lenta agonía de Numancia
Numancia está marcada por un sino tan desdichado, por tan perpetua desgracia, que, siendo tema de sublimidad cierta para poetas, no los ha tenido, y, en cambio, es cebo y bocado de arqueólogos. Arqueólogos sin tasa la miden, palpan y auscultan, como harían unos cuantos cirujanos con un bello cuerpo de mujer, preocupados por su dolencia, pero sin ojos para todo lo que tuvo de hermosa. Lo que tuvo y tiene Numancia de hermosura, y ésta es la importancia de todo, no cuenta. ¡Y qué enorme cantidad de poesía épica contiene, españoles!.[Juan A. Gaya Nuño: 'El santero de San Saturio', Editorial Espasa Calpe, 4ª Edición, 1999]
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Quisiera pensar que la ética y la valentía, aún son valores a defender en nuestra sociedad. Que aunque todas las profesiones son dignas, algunas, dado su sentido de ser de cara a la galería, o lo que es lo mismo, a la opinión pública, deberían considerar estos valores a rajatabla como la regla de oro de su profesión. Tampoco quisiera exagerar, y aplicar las siguientes palabras de Albert Boadella, en la actualidad director artístico de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid cuando, refiriéndose precisamente a estos profesionales, alega en el Semanal de ABC del presente domingo:
'El mundo periodístico genera una realidad ajena a la auténtica. Crea problemas inexistentes, y la gente, al final, discute de cosas que no existen'.
Para desgracia de los que vemos una realidad no tan diferente a aquélla otra, milenaria y brutal, que generó la ruina de ésta ciudad, observamos, también, cierta confusión consentida en algunos medios; percibimos cambios de opinión que nos parecen tan radicales, que a veces se nos quitan, incluso, las ganas de volver a comprar un periódico.
No puedo comprender cómo hace aproximadamente algo más de una semana, un periódico determinado exponía con toda libertad el problema de los planes trazados con respecto a Numancia y su entorno, y una semana después se pregunte, con grandes letras en negrita, '¿Nos importa el Patrimonio de la Humanidad?', toque el tema de las agresiones urbanísticas contra las ciudades históricas y no vierta una miserable gota de tinta en mencionar a Numancia y la lenta agonía que en este sentido viene padeciendo.
En fin, supongo que en este mundo aún existen otro tipo más enrarecido de misterios que poco o nada tienen que ver con aquellos otros que consiguen que el ser humano, buceando en su Historia, sea capaz de encontrar un sentido a su presente y quizás una esperanza a su futuro.
Creo que aún estamos a tiempo para seguir alzándonos contra la barbarie; para denunciar al especulador y sobre todo, para protejer nuestro Patrimonio Histórico-Artístico aunque sea a costa de nuestra reputación.
Numancia, en la antigüedad, como dice Juan Antonio Gaya Nuño en su libro, no necesitaba para nada a los fascios ni al Senatus Populuesque Romanus; como tampoco necesita ahora las excavadoras, los polígonos industriales y las falaces ciudades del medio ambiente.
Sí necesita, sin embargo, personas con sentido común que aúnen sus voces en defensa de un lugar que aparte de ejemplo de dignidad y valor, aún tiene mucho que decir.
Comentarios
Asi se entiende tambien como organizaciones como por ejemplo la Camara de Soria de una medalla a la Vicepresidenta de la Junta cuando esta anuncia una inversion de mas de 100 millones en la Ciudad del Medio Ambiente u otra organizacion como Tierra Quemada no diga ni pio sobre estos proyectos y hace poco se anuncia que la van a dar a esta asociacion la explotacion del Yacimiento.
Y por ultimo otra asociacion como la de los Duques de Soria no ha dicho todavia esa boca es mia y el principal sostenedor de la misma es Caja Duero.
Y despues de esto ?que podemos hacer? mutis y que cada uno haga lo que quiera y a traste todo. PUes no sino lo que tu haces todo lo contrario, hablar cada vez mas alto y mas fuerte para que lo que nosotros decimos llegue a mas gente, hasta que sea un clamor que arrase con esta gentuza.
Saludos amigo/Jose Maria
Me ha encantado el trozo que nos pones de Gaya