Hacia San Pedro Manrique por la Ruta de los Torreones: Magaña, introducción

Desde la plácida quietud de las góticas piedras de su castillo del siglo XV, y quizás de una forma curiosamente ensoñadora -puede que provocada por la magia de San Valentín, que a veces nos hace volver la vista atrás y mirarnos en el espejo de los recuerdos, o puede que a consecuencia de la belleza del paisaje que tengo frente a mí- me viene a la mente una entrañable melodía de Marianne Faithfull, que lleva por título 'viviendo mis sueños'. En efecto, desde esa altura, y contemplando el pueblo de Magaña, comienzo a vivir ese sueño de Historia repleto de glorias y claroscuros, de misterios y enigmas aún pendientes de resolver.
Observo, desde mi posición, casi perfectas en su redondez, dos colinas que bien podrían compararse con los pechos de la Madre Tierra; y algo más abajo, como saliendo de lo más profundo de su fértil intimidad, un pueblecito de casas apiñadas y tejados de roja arcilla, que contempla indiferente el paso del tiempo en un mundo que, para sus habitantes, parece haberse detenido fronteras para dentro.
Más abajo aún, en la ribera, muy cerca de la carretera que continúa internándose en las tierras altas y en dirección a San Pedro Manrique, las aguas del río Alhama se mueven sinuosas -cuál cadera de hembra- deslizándose en pronunciada curva por debajo de un puente de antigua mampostería medieval y que, por su forma, recuerda aquellos otros famosos por encontrarse en pleno Camino de Santiago.
En la iglesia, consagrada a San Martín, la imagen peregrina de San Roque ha cambiado el perrillo tradicional por la figura de un niño. Ambos, santo e infante, señalan obstinadamente a la herida abierta que se aprecia en el muslo izquierdo del beatificado, descubierto de los faldones, como es costumbre. Llama la atención, sin embargo, la desproporcionada mano del niño. ¿Se trata -me pregunto- de una torpeza del autor, o por el contrario, de un detalle notorio dejado a propósito?. Recuerdo, como dato anecdótico, que las leyendas sobre gigantes abundan en estas tierras.
Porque, en Magaña, los detalles abundan, como iremos viendo en sucesivas entradas. Y es que, si la leyenda de la mora encantada de Trébago ya me puso sobreaviso de una ruta inequívoca de magia y tradición, posiblemente la histórica sensualidad de Magaña, sencillamente, me cautivó.



Comentarios

KALMA ha dicho que…
Como bien dice tu etiqueta "lugares por conocer" y que bonita melodia para el camino. Los castillos, las huellas ... Como mola andar la senda, tantas veces andada. Oye, Valvanera, si quieres, está a tú disposición. Es de los que menos puedo ilustrar, porque no tengo fotos de interior y si sumas, "los duendes" que aparecen como fantasmas, que por eso en andado escaneando. Bueno, que saludos.
juancar347 ha dicho que…
La senda es dura a veces, pero tiene sus compensaciones y no hay ruta sin encanto. Estaré encantado de pasearme por las fotos de Valvanera.
Baruk ha dicho que…
Buenas Juancar,

Esta muy bien tu crónica y te veo muy "inspiradillo" con la figura femenina de la madre tierra, pero no me dirás que no fotografiaste el muslo abierto de San Roque??.., y al niñito observador??... curiosa comparación con la divinidad pagana, no crees?

...cuenta por fa


Salud y románico
juancar347 ha dicho que…
Hola, Baruk. Espero que mi inspiración de Magaña no resulte ofensiva para nadie. Simplemente expongo las sensaciones que tuve. Como adelanto te diré que conseguí entrar en la iglesia de San Martín, sólo unos breves momentos para sacar 5 ó 6 fotografías, entre ellas la de San Roque. Por supuesto, las expondré en breve, pues Magaña merece varios apartados. Un abrazo
Ermengardo II ha dicho que…
En Magaña, a la iglesia de San Miguel le pasó por encima una carretera y aun se ven las ruinas del ábside.
Más ruinas románticas y románicas en la del Salvador.
Y el entorno sobrecogedor, con más ruinas (de la ermita de Monasterios) en el despoblado de Castellares, entre Magaña y Suellacabras.
juancar347 ha dicho que…
JK, valiosisima información. Muchas gracias, amigo.
Unknown ha dicho que…
Buen día, amigo Caminante.

" Manu" es poder. Y sirve tanto para destruir y asesinar, como para SANAR y bendecir.

La desproporción, buscada de propósito para contraponer el GRAN PODER que alberga pese a su corta edad. Y si no, repara en la figuras y leyendas del cinocéfalo Cristobalón, quien pese a ser gigante, apenas podía cruzar el río llevando a cuestas al Niño Jesús debido al poder de su peso.

Lo original, la sustitución por el perrito.

¿ Has indagado sobre la existencia en la zona de algún hospital de peregrinos o leprosería extramuros del poblado?. Sería interesante.

Salud y románico
juancar347 ha dicho que…
Syr, realmente una información precisa y preciosa a la vez. Te seré sincero: esta parte de la provincia, aún me es tierra virgen; me imagino como un descubridor ante el Nuevo Mundo. Procuraré indagar en las pistas que me mandas, pero no me extrañaría que los hubiera habido. Las ruinas de todo tipo son abundantes. Saludos

Entradas populares de este blog

La vieja gloria de Arcos de Jalón

Vidas Mágicas e Inquisición (1): el Marqués de Camarasa

Gente de la provincia: un tesoro humano que descubrir